El primer y peligroso encierro de las fiestas se saldó con tres personas heridas por asta de toro y treinta corredores atendidos por los servicios sanitarios de Cruz Roja a lo largo del recorrido. Los astados de la ganadería gaditana del marqués de Domecq se habían portado bien en sus tres últimas visitas a Pamplona. No cornearon a nadie. Pero ayer se quebró la racha.
La carrera de los pesados toros andaluces fue lentísima: siete minutos y cinco segundos. Una auténtica eternidad cuando se tienen las calles abarrotadas de ocasionales corredores de fin de semana que, como ayer pudo verse, se juegan la vida como temerarios espectadores. El primer empitonado fue Luke Versace, vecino de Mount Gambier (Australia), de 19 años de edad. Contra él arremetió un domecq que barrió el vallado derecho de la plaza del Ayuntamiento, uno de los puntos más peligrosos del encierro y con mayor cantidad de cornadas en la historia de este acto. Versace presentaba herida por asta de toro de unos diez centímetros en la región lateral externa de la rodilla izquierda con tres trayectorias, anterior, posterior y descendente, disecando musculatura. La cornada no afectó al paquete vasculonervioso. Fue trasladado al hospital de Navarra, donde los médicos le intervinieron quirúrgicamente. Su pronóstico es grave.
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Al final del recorrido, junto al callejón de acceso a la plaza fue empitonada la joven de Kansas (Estados Unidos) Elinzey Sain, de 19 años, que presentaba herida por asta de toro en la región posterolateral externa de la rodilla izquierda. Su pronóstico también es grave. En las cercanías de la plaza fue también corneado el joven José María Pérez Hernández, de 32 años, vecino de Navalcarnero (Madrid), con una herida de diez centímetros en la cara posterior del muslo derecho. Su pronóstico es menos grave.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de julio de 2002