Un Concorde despegó ayer desde el aeropuerto londinense de Heathrow en la primera prueba de vuelo supersónico desde el accidente que costó la vida a 113 personas, el 25 de julio de 2000, después de que un aparato de Air France se estrellase nada más despegar del aeropuerto de Roissy en París.
El avión, de British Airways, aterrizó tres horas después de su despegue en la base militar de Brize Norton, en el oeste de Londres. El ensayo, destinado a probar una serie de mejoras de seguridad, es la última gran etapa ante la próxima reanudación de los vuelos comerciales del Concorde, que París y Londres quieren que se produzca después del verano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de julio de 2001