"Fuimos un equipo pequeño, replegado atrás y que se dedicó a reventar el balón durante todo el partido. Por eso merecimos perder". Estas palabras no son de ningún crítico deportivo de los muchos que ayer tiraron de repertorio para definir la actuación de Brasil ante Argentina. Son de Marcos, para más señas portero de Brasil, el hombre que encajó los dos tantos ante el combinado albiceleste que complican aún más las cosas para el equipo en su tormentosa carrera hacia el Mundial 2002.
ARGENTINA 2| BRASIL 1
Argentina: Burgos; Vivas, Ayala, Samuel, Placente (m.46, Ortega); Zanetti, Simeone, Aimar (m.64, Gallardo), Kily González; PoPiojo López (m.87, Almeyda) y Crespo. Brasil: Marcos; Cris, Roque Júnior, Lucio; Cafú, Mauro Silva (m.70, Vampeta), Eduardo Costa (m.88, Denilson), Roberto Carlos; Rivaldo, Marcelinho y Elber (m.65, Euller). Goles: 0-1. M.2: Ayala, en propia meta. 1-1, M.76: Gallardo. 2-1, M.84: Cris, en propia meta. Árbitro: Urs Meier (SUI), amonestó a Costa, Vivas, Simeone (m.23) y Burgos. 65.000 personas en el Monumental de River.
El Brasil más cobarde que conocieron los tiempos cayó ante Argentina en un partido repleto de pasión, en el que el equipo que gobierna Luis Felipe Scolari se achantó ante el empuje de un rival que remontó el resultado adverso con el que arrancó el choque y volcó la estadística del clásico suramericano a su favor: 33 victorias de Argentina por 32 de Brasil.
La palabra más repetida ayer en los medios de comunicación brasileños para calificar a su equipo fue la de "cobarde". "La cobardía tiene un precio", titulaba el matutino Extra. 'El equipito de Felipao [por el seleccionador brasileño] paga su cobardía', rezaba la portada del Jornal dos Sports. Y es que Scolari ha salido seriamente malparado del envite. Había dicho los días previos que firmaba un empate, lo cual era una sorprendente decalaración de intenciones cuando del técnico del tetracampeón del mundo se trata. "Jugar por el empate ya es tener medio camino andado para perder. Scolari recibió el castigo que merecía", señalaba al respecto O Globo.
Pero Scolari, tras el partido, ni se inmutó. Aseguró que a Brasil le bastaba con ganar dos partidos de los tres que le quedan -Chile, Bolivia y Venezuela- para clasificarse. Y con los números en la mano no le falta razón. Respecto al pobre fútbol ofrecido, no dudó en afirmar: "Dicen que Brasil no juega bonito, pero ¿cuál es el juego bonito? ¿El que hace Holanda? Pues Holanda no va a jugar el Mundial".
La furibunda reacción que se vivió en Brasil tuvo su contrapunto en Argentina, un país que, como sus futbolistas, no se tomaron precisamente el partido como algo intrascendente, dado que Argentina ya había alcanzado la clasificación para el Mundial. La fotografía de los jugadores argentinos abrazados se destacaba ayer en la portada de todos los periódicos del país. 'El festejo más esperado', titulaba La Nación. 'Grande, Argentina', decía Clarín. Después del partido, los jugadores argentinos transmitían el "espíritu amateur" que les reconoce Marcelo Bielsa, el entrenador. "Fue por la gente, teníamos que darle esta alegría", decía Simeone, para quien el grupo de esta selección es "distinto" porque, a pesar del dinero que ganan en sus clubes de origen, no ignoran la situación por la que atraviesa el país: "Nosotros conocemos el esfuerzo económico que hace la gente para comprar la entrada; por eso no podíamos defraudarla. Estoy orgulloso de ser el capitán de este equipo". La celebración de la hinchada se tiñó de drama por la muerte de una mujer de 36 años, en las afueras de Buenos Aires, por arma de fuego.
De poco le valió a Brasil adelantarse en el marcador a los dos minutos, merced a un gol impensable, en el que Ayala peinó el balón tras un saque de banda y el Mono Burgos no fue capaz de alejarlo de la portería más que cuando estaba dentro. "La imagen del argentino Simeone con el rostro ensangrentado, empujando a sus compañeros cuando Brasil vencía por 1-0, era el reflejo de lo que se avecinaba: la presión total. Brasil se replegó y salió del campo derrotado". Así describió lo ocurrido tras el gol el diario brasileño O Dia. Luego llegaron los tantos de Gallardo y de Cris en propia meta para acabar de apretar la soga en el cuello del tetracampeón del mundo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de septiembre de 2001