Las compañías aéreas estadounidenses lideraron ayer las pérdidas tras la reapertura de Wall Street. American Airlines y United Airlines, las aerolíneas que sufrieron los secuestros, caían un 39,39% y 43,22%, respectivamente, al igual que el resto de las empresas del sector, que ven peligrar su propia supervivencia y han pedido una reunión urgente con George Bush para que dé luz verde a un plan de ayudas por 2,7 billones de pesetas que se encuentra paralizado en el Congreso. Aunque con menor intensidad, el sector turístico, los bancos de inversión y las aseguradoras también acusaron fuertes pérdidas.
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El sector aeronáutico (fabricantes y aerolíneas) acusó ayer con toda su virulencia la desconfianza de los inversores en el reinicio de las actividades en Wall Street. Las cinco compañías aéreas norteamericanas más importantes (United Airlines, American Airlines, Delta, Northwest y USAirways) sufrieron pérdidas que rondaron el 40% al cierre de la sesión, aunque el desplome llegó a alcanzar niveles del 70% en la apertura.
El desplome responde no sólo a las pérdidas que ha sufrido el sector por el parón tras los ataques terroristas, evaluadas en 1.000 millones de dólares, sino a las pésimas expectativas futuras por la reducción del tráfico aéreo. Tras el inicio de las operaciones el pasado fin de semana, la ocupación de los aviones está en el 72% según la Allied Pilots Association (Asociación de Pilotos) y no se espera que mejore a corto plazo, por el efecto psicológico que tendrá sobre los norteamericanos el ataque terrorista y las restricciones al tráfico aéreo que se impondrán por motivos de seguridad.
Algunas aerolíneas como Continental no ocultan la gravedad de su situación financiera y, tras anunciar el pasado fin de semana una reducción del 21% de su plantilla (12.000 empleados), advirtió ayer de que estaba al borde de la bancarrota al no poder hacer frente a los pagos pendientes por la compra de aparatos. Anoche (hora española) USAirways anunció la supresión de 11.000 empleos y la reducción del 23% de los vuelos. La alarma se ha encendido también entre los fabricantes de equipos. Boeing, el mayor de ellos, retrocedió un 17,63%.
La gravedad de la situación hizo reaccionar a la Casa Blanca que, a través de su portavoz, Claire Buchan, indicó: "El presidente Bush ha expresado su profunda preocupación por la situación financiera de la industria del transporte aéreo como consecuencia de los atentados y ha pedido a sus consejeros que preparen una serie de medidas expecíficas para ayudar a las compañías aéreas a salir de las dificultades". El secretario del Tesoro, Paul O'Neill, en declaraciones a la cadena CNBC, reforzó este apoyo indicando que el "Gobierno no puede dejar que una industria como la aeronáutica se vea completamente devastada".
Los responsables de las compañías quieren que se pase precisamente al terreno de lo concreto y han pedido una reunión urgente con el presidente Bush. Les preocupa especialmente la paralización en el Congreso del plan de ayudas y préstamos a bajo interés por 15.000 millones de dólares (2,7 billones de pesetas) destinados a las aerolíneas. El bloqueo se produjo porque los congresistas adujeron falta de tiempo para estudiar las medidas de emergencia.
En Europa, las principales aerolíneas ralentizaron sus pérdidas, tras las fuertes caídas de la pasada semana, y algunas como Lufhtansa, British Airways o Iberia se anotaron ganancias.
Aseguradoras
Las compañías de seguros, como American International Group (-4,39%%), fueron las otras grandes perdedoras de la primera sesión, aunque las europeas, como Allianz y AXA, recuperaban terreno. Se estima que el coste de las pólizas que deberán abonar puede llegar a los 30.000 millones de dólares. Las firmas financieras que más perdieron en la catástrofe también lo sufrieron en Wall Street. Morgan Stanley, que se ha quedado sin sus oficinas principales, situadas en las torres gemelas, cayó un 6%. American Express, cuyo edificio amenaza con derrumbarse, perdió un 13,60%.
Por contra, la industria militar salió mejor parada ante la inminencia de una respuesta armada al ataque terrorista y la reactivación del gasto en defensa, que se prevé que aumente entre 20.000 y 30.000 millones de dólares anuales, hasta llegar a 400.000 millones en 2004. Lockheed Martin subió un 14,69%; Alliance Techsystems, que fabrica desde munición hasta misiles, avanzó un 20,54%, mientras que General Dynamics subió un 9,12% y Raytheon un 26,76%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de septiembre de 2001