Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
FÚTBOL | Jornada de Liga

Un Valencia de brega

El Celta jugó sin ideas y empató ante un rival en cuadro

De sus numerosas bajas nació un Valencia más solidario y más junto, que empató merecidamente en Balaídos. El conjunto de Benítez no tuvo más remedio que recurrir a dos novatos (Garrido y Navarro) porque ya no le quedaban más futbolistas.

Aún así le plantó cara a un Celta sin más ideas brillantes que las que aportó Boban. El conjunto vigués, sin Karpin y Mostovoi, careció de su fluidez habitual. Sánchez, por el Valencia, y Boban, por el Celta, representaron lo mejor de cada equipo.

El Valencia tuvo un arranque inesperadamente fresco. Hizo de la necesidad virtud. El éxodo de sus internacionales, que se marcharon con sus selecciones, le resultó paradójicamente beneficioso: como estaba en cuadro, se quitó las ataduras, jugó con dos delanteros y uno de ellos, Sánchez, viejo conocido de Balaídos, armó la jarana. Este Sánchez es un tipo muy listo, un delantero instintivo que ha hecho fortuna con sus cuatro recursos: una cuarta de regate, medio kilo de anticipación y otro tanto de picardía. Y ahí está: un puñado de temporadas en primera línea, por mucho que se empeñe su empresa en contratar año tras año a un par de delanteros.

Las novedades que exigía el guión le funcionaron a Benítez. También la de Marchena, que debutaba en Primera y lo hacía de medio centro, lo que supuso una ligera mejora en la circulación del balón en su equipo. Sin la presencia en el banquillo de Kily, Vicente recuperó la chispa del inicio de temporada. Todo esto propició una media hora notable del Valencia, que pudo sentenciar el encuentro de no haber sido por la pifia monumental de Salva, que remató a quemarropa muy mal.

Sin la agresividad de Karpin ni el talento de Mostovoi, el Celta perdió buena parte de su personalidad. Le faltó fluidez. Hasta que despertó Boban. Empezó a carburar la cabeza del croata, a 10 minutos del final de la primera parte, y el Valencia ya estaba metido completamente en su área, muerto de miedo. Claro que para entonces, a Benítez se le acumulaban los problemas: se lesionó de un tirón Angulo y debutó el joven del filial Garrido como lateral derecho. De modo que Boban, viejo zorro, se marchó al extremo izquierdo para explotar las flaquezas del chaval, que se estrenó en Primera. Y por allí llegó el empate, magníficamente conseguido por Maurice.

El Celta acabó el primer tiempo con el aspecto de ir a comerse en el segundo al Valencia. Con el empate el partido se hizo apasionante: de una portería a otra, sin reservas por ninguna de las dos partes. La reacción del Valencia, pese a su escasez de recursos, fue valiente: trató de ir a por el encuentro. De nuevo Salva erró ante Pinto al tiempo que Víctor Fernández dispuso de toda su percusión en ataque: Maurice, Edu y Catanha.

Benítez retrasó a Marchena y el Celta pasó un buen rato sin traspasar la línea valencianista. Curiosamente fue el Valencia el que asumió el control del juego, a pesar de que ya contaba con otro novato en la categoría, el central Navarro, que cubrió la lesión de Marchena. Bastaron la clase de Djukic y Pellegrino para mantener erguido a su equipo.

Pero no fueron el empate, y la pérdida del liderato, las únicas mala noticias para el Celta. Porque su centrocampista brasileño Vagner agredió antes de la disputa del partido, para el que no estaba convocado, a un policía municipal en la entrada del estadio. El agente tuvo que ser trasladado a un hospital con fuertes dolores en la zona cervical. La policía intentó detener al futbolista, lo que no hizo tras la mediación de algunos empleados del club, aunque se tramitará la correspondiente denuncia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2001