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El jefe del servicio postal de EE UU asegura que el correo no es seguro

Otro empleado del rotativo 'New York Post' desarrolla la enfermedad del carbunco cutáneo

"No hay garantías de que el correo sea seguro". El director del servicio postal de Estados Unidos, John Potter, aumentó el miedo al ántrax al asegurar ayer que cualquier norteamericano podía recibir una carta contaminada. Hasta ahora el Gobierno había intentado calmar los ánimos y no alimentar más la histeria. Tras detectarse la presencia del bacilo en una oficina militar que gestiona la correspondencia de la Casa Blanca y confirmarse la muerte de dos empleados de correos de Washington por ántrax pulmonar, la nueva consigna parece ser: todos a cubierto.

Todo este panorama de incertidumbre se agrava con la afirmación del FBI de que no puede relacionar los brotes de carbunco con ninguna organización terrorista, que coincide además con el descubrimiento de que un empleado del rotativo New York Post tiene la enfermedad del ántrax cutáneo, el segundo empleado que la desarrolla. "Por eso estamos pidiendo a la gente que sea muy prudente al manipular el correo. Debería lavarse las manos después de tocar sus cartas", dijo Potter, el jefe del servicio postal de EE UU en una entrevista televisiva. No obstante, añadió: "Hay muy pocas posibilidades de que correo contaminado pueda llegar a las casas. Teóricamente podría, pero no se ha dado el caso".

Y concluyó. "La vida está llena de riesgos, no minimizo lo que pasa. Pero por eso no vamos a cerrar el correo". Palabras tranquilizadoras. El director de los servicios médicos de Estados Unidos, David Satcher, fue incluso más franco al afirmar su impotencia. "Me preocupa que nos ataquen y que no entendamos los ataques".

Washington reconoce así tan torpemente que subestimó el poder de contagio del ántrax. Nunca pensó que el bacilo podría "gotear" de sobres cerrados llegando incluso a contaminar otras cartas o maquinaria como la que se encuentra en la dependencia postal de la Casa Blanca. Ahora el Gobierno ha adoptado la táctica del más vale prevenir. Más de 7.000 empleados de seis oficinas de correos de Manhattan, por donde pudieron pasar algunas de las cartas contaminadas, recibieron ayer Cipro (el antibiótico contra el ántrax) que desde hace unos días ya están tomando sus colegas de Washington.

"Todo el mundo está en el frente. Entiendo que muchos puedan sentirse desbordados y que la gente se pregunte qué me traerá hoy el correo", reconoció ayer el secretario de Estado para la Salud, Tommy Thompson. "Recuerden que nunca hemos tenido ataques de ántrax. Éste es un nuevo reto".

Thompson repitió que actuará en cualquier oficina de correos que detecte un posible caso de contagio y anunció un nuevo paquete de medidas para luchar contra el bioterrorismo. Dedicará tres millones de dólares inmediatamente para tratar los casos de ántrax en tres Estados (Nueva York, Nueva Jersey y Florida) y en el Distrito Federal de Washington y otros 300 para reforzar la capacidad de respuesta en todo el país. También tiene previsto comprar Cipro para tratar a 12 millones de norteamericanos y 300 millones de vacunas contra la viruela, suficientes para toda la población.

Aumentando un poco más la confusión entre lo que se sospecha y lo poco que se sabe, el director del FBI, Robert Mueller, aseguró ayer que, salvo suposiciones, nada relaciona las cartas contaminadas con los atentados del 11 de septiembre. "En estos momentos no está claro que los casos de ántrax sean el resultado de un terrorismo organizado", señaló Mueller. "Pero estos ataques", agregó, "tienen el claro objetivo de aterrorizar a una población ya muy tensa". Aseguró que 7.000 agentes trabajaban en el caso.

El FBI hizo públicas ayer las tres cartas contaminadas, únicas pruebas tangibles de que el ántrax viaja por correo, a la espera de poder recabar nuevas pistas. Los responsables de la agencia están convencidos de que se trata del mismo autor. Las tres cartas son muy similares. Están todas fechadas el 11 de septiembre, para establecer una relación con los atentados, pero los sellos postales confirman que se mandaron en fechas posteriores: el 18 de septiembre y el 8 de octubre. Tienen las mismas letras mayúsculas irregulares y los mismos mensajes apocalípticos.

"Esto es lo que viene. Tome penicilina [escrito con una falta de ortografía]. Muerte a América. Muerte a Israel. Alá es grande", recibieron Tom Brokaw, el presentador estrella de la televisión NBC, y el director del diario The New York Post. El correo del líder demócrata en el Senado, Tom Daschle, contenía idénticas amenazas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de octubre de 2001