El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), finalmente, consideró ayer que ha recabado suficientes datos sobre la evolución de los precios y la desaceleración económica en la zona euro para bajar en medio punto, del 3,75 al 3,25%, su tipo director de interés. El presidente de la autoridad monetaria, Wim Duisenberg, consideró "poco probable" una recesión, pero admitió que la situación es extremadamente crítica. Por el momento, sin embargo, no habrá más bajadas, según dejó entrever en una declaración que causó escepticismo entre los analistas. Diversos líderes políticos europeos saludaron la medida.
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La bajada de tipos había sido solicitada por políticos, analistas y expertos desde hace semanas. En octubre, en Viena, el BCE aún sostuvo que le faltaban evidencias para abaratar el dinero. Estas pruebas, no obstante, han aparecido en los últimos días a raudales. El índice de confianza empresarial europeo está en su menor nivel desde hace cinco años; se registra una fuerte caída de los pedidos industriales y un continuo aumento del paro en Alemania (la mayor economía de la zona euro) y las previsiones de crecimiento, un día sí y otro también se revisan a la baja en casi todos los países de la unión monetaria.
Todos estos indicadores han hecho reconocer al BCE que minimizó el alcance de la crisis internacional al decidir mantener los tipos en las últimas semanas: "Nuestro análisis de la evolución económica, especialmente tras el 11 de septiembre, nos ha llevado a creer que la confianza [europea] ha sido más seriamente dañada de lo que pensamos hace tan sólo unas semanas", admitió Duisenberg.
El BCE ya había reducido tipos en tres ocasiones este año. Con la de ayer, ha bajado un 1,5% el precio del dinero respecto al 4,75% vigente entre octubre de 2000 y mayo pasado. Estos movimientos, sin embargo, han sido mucho más cautelosos que los de la Reserva Federal estadounidense, que el martes procedió a su décima bajada de tipos en este ejercicio, situando el precio del dinero en un 2%, el menor nivel en 40 años.
Efectos limitados
Duisenberg, en parte, dio la razón a quienes dudan de la eficacia de estas medidas, al admitir que la política monetaria sólo tiene una influencia "limitada" sobre la confianza de los actores económicos. Ésta, al igual que las perspectivas de crecimiento, anda por los suelos. "No consideramos probable una recesión, pero, de hecho, el crecimiento será muy bajo. Crecer del orden del 0,1% no está muy lejos de una recesión", constató un sombrío Duisenberg. La coyuntura, si acaso, sólo alcanzará niveles "satisfactorios" hacia el segundo semestre de 2002.
La seriedad de la situación quedó reflejada en la extensión con la que Duisenberg se refirió al crecimiento, pese a que éste, según los tratados europeos, no es competencia del BCE, cuya responsabilidad es la estabilidad de precios. Esta última, sin embargo, se encuentra garantizada, según había adelantado ya el lunes pasado Duisenberg al asegurar en Bruselas que la inflación en 2002 caerá "bastante" por debajo del 2% considerado aceptable por la autoridad monetaria. "Podemos apoyar el crecimiento económico, porque la estabilidad de precios no corre peligro", dijo Duisenberg.
Pero las perspectivas para los precios tampoco son tan favorables para que el BCE vuelva a bajar los tipos. "Sí, hemos agotado nuestro margen de maniobra", sostuvo el presidente del BCE.
Con un espectacular recorte de medio punto en sus tipos de interés, informa Walter Oppenheimer, el Banco de Inglaterra siguió a media mañana de ayer la senda fijada por la Reserva Federal el martes y marcó el camino que seguiría dos horas después el BCE. El precio del dinero en el Reino Unido quedó en el 4%, el nivel más bajo desde 1963. Con el de ayer son ya siete los recortes acordados por el banco desde febrero, cuando el dinero estaba al 6%.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de noviembre de 2001