Desde que comenzó el año, los europeos han pagado en euros y recibido los cambios en esa moneda en el 25% de sus operaciones, una cifra espectacular teniendo en cuenta que muchos consumidores compran en su moneda nacional para deshacerse de ella.
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Para sumarse a la fiesta, el euro se revalorizó ayer frente a las principales divisas. Subió un 1,6% respecto a la moneda estadounidense hasta las 0,9037 unidades por dólar, aunque llegó a sobrepasar las 0,9060, en la mayor subida desde los ataques terroristas del 11 de septiembre, aunque lejos de los 1,16 dólares que marcó en el inicio de su andadura en enero de 1999. La divisa europea tuvo un comportamiento ejemplar incluso respecto a la esquiva libra esterlina, con una subida del 2,3%, mientras que se revalorizó un 1,9% frente al yen, cambiándose un euro por 119,35 unidades de la moneda japonesa.
"Estoy extraordinariamente satisfecho por la positiva acogida al euro", declaró ayer en Bruselas el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el español Pedro Solbes, quien aseguró que el plan se estaba cumpliendo "incluso mejor de lo esperado". Sólo el 1 de enero, según la Comisión Europea, se registraron en los doce países de la eurozona el doble de operaciones de un primero de año.
Efervescencia en los cajeros
En Alemania, hubo más de cuatro millones de operaciones en cajeros; más de tres en Francia y casi la misma cifra en Holanda. Bruselas disponía sólo de datos aislados de las cantidades retiradas el día 1: 184 millones de euros en Italia, 180 en Francia, más de 40 en Austria y 30 en Portugal. En España, se retiraron de bancos y cajeros 125 millones y ayer ya se llegaba a 2.500, según estimaciones de la patronal del sector. A media tarde de ayer, los alemanes habían obtenido ya 4.000 millones de euros. En esa primera jornada del año, unos 160.000 cajeros europeos, más del 80% de los existentes, distribuían ya la nueva divisa, un porcentaje que era del 100% en Alemania, Austria, Luxemburgo y Holanda.
"No hay noticias y ése es el mejor dato", repitió a mediodía de ayer Solbes. Un cuarto de las operaciones se hizo usando únicamente euros, aunque el porcentaje bajaba al 15% en España y al 10% en Italia, el país donde hubo más anomalías. En otros casos, los ciudadanos querían desembarazarse de la moneda nacional lo que provocó que a los comerciantes se les agotaran los euros, teniendo que dar las vueltas en divisas nacionales. Salvo estos casos, la implantación va sin cortapisas.
Paralelamente, y ya con las entidades bancarias abiertas, cientos de miles de personas acudieron a los bancos a cambiar sus viejos billetes por la nueva moneda. Por todo ello, el porcentaje de moneda retirada empieza a ser significativo y el uso del euro puede ser masivo mucho antes de que acabe el periodo de convivencia con las monedas que desaparecerán, el 28 de febrero. En sólo 48 horas, Bélgica y Holanda han dejado ya fuera de la circulación entre el 16% y el 30% de sus billetes y monedas. Francia espera aumentar ese porcentaje hasta el 85% en dos semanas.
"Las colas en los comercios han sido más o menos los normales", aseguró la Comisión. El propio Solbes contó lo que le ocurrió en Madrid el día 1 en una gasolinera. Pagó en pesetas y el empleado tenía que devolverle 24 céntimos de euro. Al existir monedas de uno, cinco, diez y veinte céntimos, las posibilidades eran variadas, así que le comentó al comisario: "Mire, le puedo dar una de éstas y cuatro de estas chiquitujas (de un céntimo)". Ahora, Solbes cree que otra prueba de fuego se producirá el sábado, un día de gran aglomeración en las grandes superficies.
Sólo en Austria e Italia hubo problemas de importancia. Los distribuidores automáticos austriacos, excepto los 3.300 situados en el interior de sucursales, se quedaron sin funcionar por la tarde durante una hora debido a un fallo informático. En Italia, las colas de pensionistas, los problemas con los cambios o las protestas de consumidores hizo que la policía interviniese en algunas ciudades.
Tampoco han faltado aisladas críticas. Desde la del ministro italiano Umberto Bossi, líder de Liga Norte, para quien el euro ha sido "impuesto", a la de su colega de Defensa, Antonio Martino, que vaticina el "fracaso", o la de Francis Choisel, dirigente de la Alianza por la Soberanía de Francia, quien pide usar francos hasta el último momento. Solbes fue interrogado ayer sobre la posibilidad de que el presidente del BCE, el polémico Wim Duisenberg, sea relevado este año: "Los Tratados están para cumplirlos. Para mí, el señor Duisenberg ha sido nombrado para 8 años. Punto", dijo.
Pero la mayor preocupación de los consumidores es el temor al redondeo de precios al alza. Bruselas y los Gobiernos recomiendan el boicoteo a los que se aprovechen de ello. Los grandes supermercados de Alemania cumplieron su palabra de redondear a la baja. Un ejemplo aislado.
Por su parte, los principales mercados bursátiles europeos recibieron el euro con atonía, cerrando sus sesiones con pérdidas inferiores al 1%: París descendió un 0,95%; Milán cedió un 0,77%; Francfort cayó un 0,44% y Madrid bajó un 0,16%. La Bolsa de Londres, ajena al euro, terminó con una ligera ganancia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de enero de 2002