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EL EURO EN LA CALLE

El BCE y la UE exigen más reformas económicas para completar el éxito del euro

El Banco Central decide mantener los tipos de interés en el 3,25%, pese a la amenaza de crisis

Francfort
El euro sigue pasando con éxito el examen al que lo están sometiendo los 300 millones de consumidores europeos. Dos de cada tres ya disponen de la nueva moneda en sus bolsillos. Para aprovechar ese clima, los máximos responsables de las finanzas de la Unión Europea han pedido reformas estructurales que consoliden las economías de los países de la Unión Europea. Algunos países renuentes al euro, como Reino Unido y Suecia, están empezando a reconsiderar su postura. Pese a la euforia, los españoles comienzan a percibir que el euro ha servido en muchos casos de excusa para subidas abusivas en los precios, mientras que los comerciantes critican la falta de abastecimiento.

Tras la exitosa entrada en circulación del euro, más reformas económicas. Después de celebrar el consejo del Banco Central Europeo (BCE) en Francfort, el presidente de la entidad, Wim Duisenberg; el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, y el vicepresidente segundo y ministro de Economía español y presidente rotativo del Ecofin, Rodrigo Rato, se presentaron conjuntamente ante la prensa con una euforia mal disimulada.

Los mercados no esperaban bajadas de tipos de interés, pero no se descartaba un gesto como respuesta a la buena acogida de la nueva moneda y que el BCE recortara un cuarto de punto el precio del dinero. Duisenberg se mantuvo inflexible. No hubo gesto. Los tipos siguen en el 3,25%, cuando en Estados Unidos están en el 1,75%. El euro frenó su revalorización frente al dólar de inmediato.

Los tres reclamaron la necesidad de reformas estructurales y hacerlo de forma coordinada para abordar la globalización y la apertura al este de Europa. Hay que aprovechar el impulso de la moneda única para modernizar la economía subrayó Solbes y en la misma línea se pronunciaron Duisenberg y Rato. Las reformas estructurales es el eje central de la presidencia española de la UE, lo que sirvió para que Rato entrara pisando fuerte en su primera comparecencia ante la prensa internacional tras asumir el nuevo cargo el martes pasado. Sugirió que de la gran aceptación ciudadana de los nuevos billetes y monedas se desprende que la gente 'no sólo quiere más Europa, sino que quiere reformas económicas'.

Rato no supo argumentar muy bien por qué el entusiasmo que ha despertado el euro necesariamente equivale a que los ciudadanos ahora también quieren medidas como una ulterior flexibilización del mercado laboral ('todo puede ser visto desde diferentes perspectivas', admitió); pero encontró mucho eco a sus tesis entre los otros dos máximos responsables de la economía europea, sentados con él.

Año electoral

En sus declaraciones, una y otra vez, Duisenberg hizo referencia a lo mucho que espera de la presidencia española. Madrid plantea este debate, ya iniciado bajo presidencia portuguesa, en el consejo europeo que se celebrará en marzo en Barcelona. Rato hizo una rápida enumeración de la lista de elementos que se podrían cambiar: aumentar el uso de las nuevas tecnologías en la industria, adaptar los puestos de trabajo a este entorno, modernizar los mercados laborales y mejorar la eficiencia de los mercados financieros. Entre otras cosas.

Este catálogo coincide casi textualmente con el mantra de Duisenberg en sus mensuales ruedas de prensa. Pero el llamamiento a profundizar las reformas estructurales no sólo tiene amigos. En las dos mayores economías europeas, Francia y Alemania, este año se celebran elecciones y sus gobernantes han descartado ya mayores cambios a corto plazo. Al contrario de lo que sugirió Rato, estas reformas suelen ser impopulares y pueden costar muchos votos.

Así las cosas, es probable que todo seguirá igual de momento. Ello, sin embargo, en tiempos tormentosos como éstos, puede dificultar la reanimación de la actividad. 'Es necesaria una estrecha vigilancia a la puesta en práctica de las reformas para salir, más fuerte que antes, de la actual ralentización de la economía', recalcó Solbes, uniéndose al coro. El comisario europeo se mostró bastante optimista acerca de que la economía europea pueda volver a levantar cabeza próximamente. Duisenberg, en cambio, alertó de que el crecimiento en el primer trimestre de este año probablemente continuará igual de débil que en los dos últimos trimestres pasados.

Aunque a veces ya pareciera vislumbrarse luz al final del túnel -el índice de confianza empresarial alemán mejoró en noviembre-, Duisenberg sigue cauto: la recuperación es 'un proceso muy gradual', subrayó antes de destacar que mucho depende de cómo evolucione la economía estadounidense.

En espera de acontecimientos y con una inflación que aún pasará por más de un altibajo, el holandés no dio pistas de si el BCE podría volver a bajar tipos. La actual política monetaria es 'apropiada' para controlar la inflación, reiteró. En este contexto, se permitió una indirecta a las exigencias salariales de subir entre el 5% y el 7% del poderoso sindicato alemán IG Metall. 'Hay razones para estar preocupados sobre las próximas negociaciones de los convenios', dijo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de enero de 2002