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La banda consultó a sus presos la conveniencia de atacar al PNV

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, confirmó ayer el cambio de estrategia de ETA respecto a su partido al anunciar que los nombres de cien dirigentes y cargos electos de su formación figuraban en el listado de objetivos terroristas requisado en Toulouse. Hasta ahora la organización sólo había atentado contra nacionalistas enrolados en la Ertzaintza y empresarios o lo había intentado contra el ex consejero de Interior, Juan Mari Atutxa. Recientemente dio un paso más y puso en el disparadero a algunos nacionalistas moderados. El anuncio de Arzalluz, que confirma la línea marcada por los presos de la banda, es un paso más. Sin embargo, los concejales del PNV aún no están en el punto de mira.

ETA consultó el año pasado entre sus militantes presos la conveniencia de incluir a cargos públicos del PNV entre sus objetivos. Los reclusos contestaron a la cúpula etarra que eran partidarios de dar 'duro y en la cabeza' a los correligionarios de Xabier Arzalluz, según reveló este mismo en septiembre. Esta decisión marcaba un cambio en la estrategia de la organización terrorista, ya que hasta mediados de 2000 la dirección etarra, en declaraciones al diario Euskaldunon Egunkaria, insistía en que el PNV no figuraba entre sus objetivos.

El cambio de actitud de ETA respecto al PNV arrancó a finales de 1999 y empezó a plasmarse en 2000. La banda acusó en mayo de ese año a los nacionalistas de Arzalluz y de EA de frenar el avance del proceso de 'construcción nacional' que sustentan los radicales y de ser los responsables de la ruptura de la tregua. 'Nosotros no utilizamos la lucha armada contra PNV y EA, sino contra los enemigos de Euskal Herria', en referencia a España y Francia, decía la organización.

Hasta ese momento, la dirección etarra siempre se había negado a atentar contra el PNV. De hecho, un colaborador del comando Vizcaya se ofreció en 1997 para recopilar datos sobre un caserío de Galdakao en el que Xabier Arzalluz solía pasar algunos fines de semana. Los liberados de dicho comando Gaizka Gaztelumendi y José Miguel Bustinza le contestaron que esa información no interesaba a ETA.

El cambio de actitud quedó claro cuando la Ertzaintza desmanteló en agosto de 2001 el comando Buruntza, parte esencial del complejo Donosti, cuyos miembros habían recopilado datos sobre miembros del PNV. Posteriormente, a otro comando de ETA se le intervinieron datos sobre cuatro militantes de la formación nacionalistas identificados con el sector moderado del PNV. Los asesinatos de tres ertzainas a finales del año pasado fueron interpretados como el paso previo a la comisión de atentados contra los peneuvistas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 3 de febrero de 2002