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La represalia de Israel causa 20 muertos palestinos

Los palestinos 'deben sufrir mucho más' por el terrorismo, afirma Sharon en el Parlamento

Campo de refugiados de Al Amari

El Ejército israelí continuará actuando en los campos de refugiados palestinos, según anunció ayer el primer ministro, Ariel Sharon, mientras sus tropas atacaban los campamentos de Al Amari, en Ramala, Jenin y Rafah, provocando la muerte de más de 20 personas, entre ellos 5 niños y 1 médico. El Ministerio de Defensa se disculpó ayer por la muerte de los niños, asegurando que el objetivo era 'un coche lleno de palestinos armados'. Pero Sharon afirmó que los palestinos 'deben sufrir mucho más hasta que sepan que no obtendrán nada mediante el terrorismo'.

"Si no sienten que han sido vencidos no podremos regresar a la mesa de negociaciones", anunció Sharon en el parlamento israelí, ante cuya Comisión de Defensa compareció para informar sobre la situación bélica y participar en un acto conmemorativo del 60 aniversario de la muerte de Abraham Stern, líder de una milicia clandestina judía en la guerra de la Independencia, en su día calificada como "terrorista", por las autoridades coloniales británicas. Con este mensaje, Ariel Sharon trataba de acallar a la opinión pública internacional y a los sectores pacifistas del interior del país, que consideran que las operaciones de limpieza en los campos de refugiados son contraproducentes, suponen un error táctico desde el punto de vista militar y demuestran la falta de visión política del primer ministro. Quince israelíes resultaban heridos esta madrugada cuando un palestino abría fuego sobre las personas que se encontraban en un restaurante en Tel Aviv, según informó la policía que abatió al asaltante, informa France Presse.

Ayer, mientras Sharon defendía a ultranza el nuevo rumbo de la ofensiva militar contra los palestinos, el campo de refugiados de Al Amari - 7.000 habitantes-, a las puertas de Ramala, sufría el embate de las fuerzas israelíes. Los tanques lanzaron dos obuses contra una furgoneta, creyendo que en su interior viajaban milicianos armados y un jefe local de Hamás, el jeque Hussein Abu Kueit. El error causó la muerte de la esposa del dirigente fundamentalista y de sus tres hijos, de 14, 13 y 10 años, que regresaban de la escuela. Los misiles alcanzaron también a un segundo coche en el que iba una madre y otros dos niños de 16 y 14 años, que murieron en el acto.

Los refugiados de Al Amari esperaban desde hace días el ataque, sobre todo después de que su vecina Idris Wafa, militante de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, se autoinmolara hace dos semanas con una bomba en el centro de Jerusalén, provocando un muerto y más de 200 heridos. La acción de ayer del Ejército confirmó los temores de los refugiados, que empezaron a prepararse para el asedio. Milicias patrullaban por las callejuelas preparadas para la batalla, mientras las excavadoras cavaban zanjas para impedir la entrada de los blindados. El campo de Al Amari es desde ayer un fortín.

El Ejército actuó ayer también en los campos de Jenin, en el norte de Cisjordania, y en Rafah, al sur de la franja de Gaza, donde murieron 14 personas. Entre ellas se encuentra un médico, responsable de la Media Luna Roja de Jenin, que murió dentro de una ambulancia por el impacto de tres obuses mientras trasladaba un herido al hospital. En esta misma operación, el Ejércitó logró abatir a Amjad Fajuli, de 30 años, líder de las milicias de Al Aqsa.

El nuevo rumbo de las acciones de las tropas israelíes, refrendado en la noche del domingo por el gabinete de seguridad de Sharon, ha llenado de inquietud y angustia a la población civil, que trata de descifrar los próximos objetivos. Las declaraciones del ministro de Infraestructura, Avigdor Liberman, pidiendo que se bombardearan comercios y mercados palestinos ha generado el pánico de los tenderos de Cisjordania, que ayer cerraron sus locales.

Ramala, capital de Cisjordania, fue durante todo el día de ayer una ciudad desierta. El único movimiento era el de las milicias y las fuerzas de seguridad, que deambulaban por las calles. Oteaban permanentemente el horizonte esperando descubrir helicópteros o escuchar el ruido de las cadenas de los tanques. Finalmente, al oscurecer, los blindados irrumpieron en la ciudad, por el barrio de Atire, desde el norte, para continuar su marcha hacia el centro. Por la noche, barcos de guerra israelíes bombardearon la oficina del presidente palestino, Yasir Arafat, en la ciudad de Gaza.

Por otro lado, el presidente del Gobierno español, José María Aznar, hizo ayer un llamamiento a la voluntad política de israelíes y palestinos para salir de la guerra, informa Peru Egurbide desde Budapest. "Hago una apelación expresa a las partes para que realicen un ejercicio de voluntad política para superar una situación que es gravísima y empeora día a día", dijo Aznar. "Es una situación de guerra abierta", añadió, "que sólo puede detenerse por un acto expreso de voluntad de las partes. Si éstas no manifiestan claramente una voluntad de acabar con la situación actual, las cosas tenderán a empeorar". Para Aznar, "la inciativa saudí no debe ser desdeñada".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de marzo de 2002