Cinco personas, entre ellas los dos suicidas, resultaron muertas y más de 40 heridas como consecuencia de un doble atentado suicida perpetrado ayer por la noche de manera simultánea, en los alrededores de la estación de autobuses de Tel Aviv. El atentado, que fue reivindicado por Yihad Islámica y Hamás, se produjo cuando se habían cumplido más de 24 horas de la emboscada contra un autobús de colonos al norte de Cisjordania que se saldó con nueve muertos.
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El doble atentado suicida tuvo como escenario uno de los barrios más deprimidos y abandonados de Tel Aviv, donde se amontonan cerca de 80.000 trabajadores extranjeros, en su mayoría asiáticos y rumanos, que constituyen la mano de obra barata, que desde que se inició la Intifada ha empezado a suplir con fuerza a los trabajadores palestinos. En esta zona el pasado 25 de enero se perpetró un atentado similar, que provocó una treintena de heridos.
La explosión de los dos suicidas cogió por sorpresa a la población de Tel Aviv que se encontraba celebrando la festividad del Ticha Beav, la más triste del calendario judío, en la que se recuerda con un estricto ayuno, y con casi todos los restaurantes cerrados, la destrucción del primer y segundo templos de Jerusalén, por los babilonios y los romanos respectivamente.
El atentado puso en estado de máxima alerta al resto de Israel, mientras en Jerusalén se cerraban al tráfico numerosas calles y se multiplicaban los controles del Ejército. Se trata del primer atentado que tiene lugar en territorio israelí desde el 18 de junio, cuando un suicida mató a 19 pasajeros al hacer estallar una bomba en un autobús en Jerusalén. Las ciudades israelíes se encontraban en alerta ante la posibilidad de atentados.
El secretario general del Gobierno palestino, Ahmad Abdelrahmane, condenó el atentado, mientras que el Gobierno israelí responsabilizó a Yasir Arafat.
El ataque se produjo mientras Israel enterraba a los nueve muertos del último atentado terrorista, perpetrado el martes contra un autobús que llevaba colonos al asentamiento de Emanuel, al norte de Cisjordania. Por la mañana se difundió la noticia de la muerte de una última víctima: un bebé de 24 horas, que había nacido después de que su madre fuera herida en el atentado. El recién nacido apenas logró sobrevivir al parto. El Ejército israelí ha desplegado en torno a la región del asentamiento, entre Nablús y Jenín, una gran operación destinada a capturar a los responsables del ataque del martes.
La de ayer fue una jornada especialmente violenta. Un caza F-16 israelí disparó un misil contra un campo de refugiados en Gaza, causando numerosos daños, mientras que un palestino murió tras ser alcanzado por disparos israelíes al tratar de infiltrarse desde el norte de Cisjordania.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de julio de 2002