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"Ha sido terrible, el suelo se movía y los cristales y las puertas temblaban"

Un auditorio muy próximo al atentado iba a acoger un festival infantil media hora después

"Ha sido terrible, el suelo se movía y cristales y puertas temblaban", comentó anoche tras el atentado de Santa Pola David, un turista de Madrid que reside a tan sólo 50 metros del cuartel y a quien la deflagración le pilló en el cercano parque del Palmeral. Mientras la Policía Local y la Cruz Roja habilitaron anoche el auditorio de Santa Pola para acoger a los afectados, otros vecinos describieron el suceso con la tragedia más presente, la de las Torres Gemelas de Nueva York.

"Usted recuerda lo de América, lo de las torres... pues nos hemos quedado igual; pensábamos que se acababa el mundo". Con estas palabras describió lo sucedido anoche José Payà, uno de los vecinos afectados por el atentado de la banda terrorista ETA que anoche segó en la localidad turística alicantina de Santa Pola la vida de dos personas, un hombre de 57 años y una niña de seis.

Payà y Natividad Manzaneque, un matrimonio de alrededor de 70 años con residencia natural en Elda (Alicante) pero que lleva más de 20 años veraneando en Santa Pola, presenciaron en directo la deflagración. Su hija y sus nietos habían ido pocos minutos antes de la explosión a la playa, a escasos 700 metros de la vivienda familiar.

A oscuras, ya que la agresión etarra dejo sin luz a todo el barrio, y con la única iluminación de varios focos de los operativos de emergencia, el paisaje de destrucción daba cuenta de la dimensión del suceso con numerosos coches afectados, cristales rotos y escombros de edificios. En el piso del matrimonio, tan sólo a unos 100 metros del cuartel de la Guardia Civil objetivo del atentado, los cristales se rompieron en mil pedazos y las puertas y ventanas saltaron por los aires. "Yo he visto una cosa negra que subía hacia arriba, y una inmensa humareda que no nos dejaba ver lo que había pasado", añadió Natividad, que vio cómo la puerta del vehículo del coche bomba saltó por los aires. "Si llegamos a estar al otro lado no lo habríamos podido contar", explicó. Y es que la ventana de su domicilio da directamente a la parada del autobús en la que falleció una de las víctimas del atentado.

Muchos de los afectados mostraron nerviosismo y preocupación porque no sabían qué iba a ser de sus casas. "Yo tengo una vivienda cuya cocina ha quedado destruida. Mi hijo se compró otro piso colindante y ahora no sabemos si podremos volver", comentó María Martínez, una vecina de Móstoles. Mientras, los servicios municipales y de Protección Civil intentaban hacer frente a la situación debido al importante número de familias afectadas. "De momento, no nos dejan entrar en casa y tampoco nos dicen dónde podemos pasar la noche. Los hoteles están llenos de turistas y no hay sitio para otros", comentaba con preocupación otra mujer cuya vivienda sufrió también las secuelas de la deflagración causada por los terroristas.

La zona más afectada por el siniestro operativo etarra está formada por un grupo de casas con 72 viviendas justo enfrente del cuartel. La más dañada incluso presentaba un boquete de al menos dos pisos de altura.

Pablo Santomás, propietario de otra vivienda junto al Cuartel, se mostró más optimista. "Es un milagro que no nos hayan matado, menos mal que estábamos tomando una cerveza en una bar". A mi hijo el impacto de la explosión le ha tirado al suelo y eso lo ha salvado, porque los cristales y las puertas han saltado en mil pedazos".

La noticia se extendió como la pólvora en la localidad turística de Santa Pola, que en verano alcanza los 200.000 habitantes. Una vecina de la ciudad, Asunción Conejero, precisamente hermana del alcalde de la localidad, el socialista Francisco Conejero, explicó a Canal 9 que la desgracia podía haber sido mucho peor. Tras la fuerte explosión contó que hubo "mucha confusión" y mucho miedo hasta que se supo cuáles eran las dimensiones aproximadas de la explosión del coche bomba. Ella presintió que era un atentado -"me dio una corazonada muy fuerte"- ya que la explosión le pareció demasiado fuerte: "Estamos acostumbrados a los petardos pero esto no nos ha sonado a pólvora, ha sonado con mucha más fuerza", explicó.

"Podría haber sido una tragedia mucho peor de lo que ha sido", afirmó. Y lo argumentó: en la rotonda junto a la que explotó el coche de los terroristas, además del cuartel de la Guardia Civil, el objetivo del atentado, y de la parada de autobuses, en la que podían haberse visto afectados muchos más ciudadanos, hay un bingo y está situado el Auditorio del Palmeral. Asunción Conejero contó que media hora más tarde de la explosión, es decir, a las nueve de la noche, iba a celebrarse en dicho auditorio un festival de danza infantil, por lo que la tragedia podría haber sido íncluso mucho más grave.

El Auditorio fue el lugar elegido en principio para acoger a los vecinos de la zona cuyas viviendas se vieron afectadas por la explosión: unas 140 personas que tuvieron la suerte de resultar ilesas. Efectivos de la Cruz Roja y la Policía Local fueron los primeros en evacuar a los residentes de la zona afectada.

El alcalde de Santa Pola también se afanó activamente en tranquilizar a la población y paliar sus problemas: "Lo más importante es saber las necesidades que tienen ustedes y no perder los nervios". Francisco Conejero, visiblemente afectado, confesó a los periodistas: "Nadie, ningún español está a salvo de estos animales; pensamos que nunca te puede pasar pero nos ha pasado".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de agosto de 2002