ciclismo / EFE
Un gran Heras estrena La Pandera
Paco Mancebo no tiene tiempo ni alma para ponerse melancólico, aunque lo parezca. Acurrucado en la Vito, la mirada perdida, ausente, indiferente al paisaje, a las nubes o a los ruidos. Como siempre que termina una etapa dura, le vaya bien o le vaya mal, gane la Vuelta a Burgos o pierda dos minutos en el Tour, Mancebo llega muerto, exprimido hasta la última gota. Ayer le fue mal, perdió más de minuto y medio con Heras, llegó en el grupo de Casero.