La entrevista en la que la ministra de Exteriores, Ana Palacio, y su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa, esperaban lograr hoy un acuerdo mínimo para relanzar las relaciones entre sus dos países estaba tan cogida por los pelos que no se celebrará. Marruecos anunció a primera hora de la madrugada de hoy que su canciller no viajaría hoy a Madrid, porque un helicóptero de la Armada española se había posado por la tarde en Perejil. España desmiente este extremo y afirma que no ha violado el acuerdo de mantenimiento del statu quo alcanzando el pasado 20 de julio. La diplomacia española hace también votos para que se reduzca el alcance del incidente y se reanude el diálogo cuanto antes.
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Los hechos, según la versión española, ocurrieron a primera hora de la tarde, cuando un helicóptero de la Armada basado en Ceuta que participaba en unas maniobras internacionales observó que una zódiac del ejército marroquí se acercaba a Perejil. Tras notificar el hecho y recibir la orden de que mantuviera la atención sobre esos hechos, el helicóptero sobrevoló el islote. La patrullera volvió hacia la playa marroquí en ese momento. El helicóptero español retornó a sus operaciones. Según el piloto, nunca se posó en el islote. El incidente duró cinco minutos.
Rabat calificó en un comunicado el incidente como "acto inaceptable por el cual España viola de nuevo el espacio nacional aéreo y terrestre" de Marruecos y añadió que "este incidente lamentable contradice de la forma más neta la letra y el espíritu de del acuerdo alcanzado entre los dos países en julio pasado" tras el conflicto de Perejil, informa Ignacio Cembrero.
Lo sucedido llegó a conocimiento del Gobierno cuando, poco antes de la medianoche de ayer, Palacio recibió la llamada de Benaissa protestando por lo ocurrido y anunciándole que consideraba cancelado su encuentro de hoy. Poco después, el secretario de Estado de Exteriores, Ramón Gil-Casares, telefoneó a su homólogo marroquí, el secetario de Estado para Europa, Taieb Fassi-Fihri, dándole cuenta de lo ocurrido.
La parte marroquí no aceptó la explicación española ni reconoció que hubiera habido algún movimiento significativo de sus fuerzas antes de que el helicóptero de la Armada sobrevolara Perejil. Gil-Casares recalcó que el "helicóptero nunca aterrizó en Perejil" e insistió en que el Gobierno español no tendría inconveniente en pedir excusas si hubiera habido motivo para ello.
El Ministerio de Exteriores comentaba en la madrugada de hoy que confiaba en que el alcance de este incidente sea mínimo, quizás porque el Gobierno marroquí lo considere inevitable dado que lo ocurrido fue seguido desde la costa por numerosos observadores. También expresaba la esperanza de que el diálogo entre España y Marruecos pueda reanudarse pronto.
La cita de ayer era fundamental, por ser la primera tras el periodo de tregua pactado el pasado 22 de julio para enfriar la tensión límite que la crisis de Perejil provocó entre los dos países. Palacio y Benaissa acordaron aquel día volver a verse en Madrid en septiembre. El ambiente se mantiene, sin embargo, tenso, y las expectativas concretas del encuentro cancelado se reducía a un acuerdo político mínimo para proseguir el diálogo.
No iba a haber hoy en Madrid ni rueda de prensa ni declaraciones de los ministros, como no las hubo en Rabat, para evitar que el encuentro pudiera quedar arruinado por el tono frecuentemente elevado de las discrepancias. La parte española esperaba que se pudiera redactar al menos un breve comunicado conjunto, pero tendía a descartar que, en vísperas de las elecciones legislativas marroquíes del 27 de septiembre, se pusiera fecha al retorno de los embajadores.
No había orden del día y las partes podían poner sobre la mesa los temas que quieran.
La primera dificultad era por ello centrar el debate, porque el ministro marroquí ha insistido, tanto en su Parlamento como en la ONU, en que, para Marruecos, lo primero es "la integridad territorial" con mención especial de "Ceuta y Melilla y las islas adyacentes". Palacio ha reiterado, en cambio, ante las Cortes y también en la ONU que sobre Ceuta y Melilla no hay nada que hablar, porque son plenamente españolas. Si se hubiera evitado un bloqueo sobre este asunto, la reunión habría sido considerada un éxito por la diplomacia española.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de septiembre de 2002