Francia y Alemania alcanzaron anoche un compromiso histórico para repartir el poder en la Unión Europea. Según su diseño, que será notificado hoy a Bruselas, Europa será gobernada por una troika, integrada por dos presidentes y un poderoso ministro de Exteriores. El primero será el presidente de Europa, designado por los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros, con un mandato máximo de cinco años; el segundo, como presidente de la Comisión, necesitará el voto del Parlamento Europeo. La tercera pieza es el ministro de Exteriores, que estará vinculado tanto al Consejo como a la Comisión.
Dos horas y media de cena en París entre el presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, fueron suficientes para saborear los tres platos principales cocinados por sus respectivos ministros de Exteriores, Dominique de Villepin y Josckha Fischer, a lo largo de negociaciones tan estrechas como discretas. Chirac y Schröder comparecieron a primera hora de la noche en un salón del palacio de El Elíseo, con gesto serio, no menos del que exhibían sus respectivos ministros de Exteriores. Chirac fue el encargado de comunicar los acuerdos sobre los dos presidentes de la UE y Schröder, además de asentir a cuanto decía su compañero de atril, se reservó la comunicación sobre el futuro responsable de la diplomacia europea.
"Francamente, había diferencias entre Francia y Alemania", reconoció Chirac al principio de su intervención. El presidente francés presentó los acuerdos como un pacto estrictamente bilateral: ni una concesión al resto de los socios de la UE, tan sólo la mención de que serán notificados a la Convención Europea, el organismo en el que se diseñan -teóricamente- las instituciones de la futura UE, así como a los otros 13 Estados miembros y a los 10 países que participarán en la ampliación de la UE.
En virtud del pacto alcanzado ayer, Francia y Alemania proponen la creación de las siguientes instituciones:
- Presidente de la UE. Será designado por un máximo de cinco años, o más exactamente, por un periodo de dos años y medio, renovable una sola vez por el mismo tiempo. Presidirá el Consejo de jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la UE y corresponderá a estos últimos la elección del presidente de la UE "por mayoría cualificada". Todo parece indicar que este presidente "estable" de la UE sustituirá el sistema actual de rotaciones de presidencias entre los países miembros, aunque anoche no hubo una clarificación expresa de esa cuestión.
- Presidente de la Comisión. Dirigirá la Comisión Europea como hasta la fecha, pero tendrá que ser ratificado por el Parlamento Europeo. Se introduce así una forma de control parlamentario de este cargo ejecutivo de la UE, comparable al de un jefe de Gobierno responsable ante el Parlamento nacional, pero faltan conocer los detalles sobre esos mecanismos y contrapesos.
- Responsable de Exteriores. Tal como Schröder lo explicó, el responsable de la diplomacia y la seguridad europeas se configura como una figura más fuerte que el actual mister PESC, y con capacidad para servir de auténtico órgano coordinador de las dos presidencias a la hora de fortalecer la política exterior y de seguridad común, una obsesión de Francia y Alemania, que parecen completamente resueltas a emancipar a Europa de otras tutelas y forzarle a hablar con una sola voz. Este ministro de Exteriores europeo tendrá una "doble gorra" o un "doble sombrero", en palabras del canciller alemán, porque estará vinculado al Consejo de jefes de Estado y de Gobierno, pero también tendrá "una gran visibilidad" en el seno de la Comisión.
Chirac empleó la idea del acuerdo Berlín-París como "motor de Europa". El pacto fue posible, según el presidente francés, gracias a que cada parte ha dado un paso hacia el otro. Según explicó, Francia ha aceptado la iniciativa alemana de que el presidente de la Comisión sea elegido por el Parlamento de Estrasburgo, una concepción que responde al modelo federalista propio de la cultura política de Alemania y que "francamente" no entusiasmaba a Francia.
A su vez, Alemania ha admitido que el presidente del Consejo Europeo sea designado por esa institución, lo cual "francamente" tampoco era su deseo, dando así satisfacción a un país como Francia -apoyado en este caso concreto por Reino Unido y España-, más partidario de mantener el sistema de los Estados-nación.
A falta de conocer la cocina del pacto, la comparecencia ayer de Chirac y Schröder dejó claro que ambos deseaban tener algo importante entre las manos. El equilibrio de los diferentes poderes en la Europa ampliada queda ahora pendiente de la acogida que los demás países de la UE presten a este reparto del poder. Y del valor que otorguen a esta fulgurante reaparición del eje franco-alemán en el momento crítico de la ampliación de la Unión Europea a 25 países, buena prueba de que Chirac y Schröder son capaces de entenderse en momentos clave.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de enero de 2003