Mientras miles de policías y soldados, acompañados de especialistas en materiales tóxicos y de algunos astronautas, rastrean miles de kilómetros cuadrados en busca de restos del Columbia, la NASA reconoció ayer que el desprendimiento de placas protectoras centra el interés de la investigación sobre la desintegración de la nave. Los expertos cuentan con datos de la nave recibidos durante 32 segundos después de la pérdida de contacto con los astronautas.
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Ron Dittemore, responsable del programa de lanzadera, dijo que es un misterio lo ocurrido, porque los datos sobre el incremento de temperatura detectados junto al tren de aterrizaje, lo único anormal visto hasta ahora en todo el proceso, no llevan lógicamente al siniestro del aparato.
Bill Readdy, director adjunto de la NASA, señaló ayer que hay diversas líneas de investigación abierta, pero que sus ingenieros están analizando con particular interés los potenciales efectos de la pieza de aislamiento de los tanques de combustible que se desprendió en el despegue y golpeó el ala izquierda del Columbia. "Todo el mundo habla de que ésa fue la causa", manifestó ayer Readdy en conferencia de prensa celebrada en la sede de la NASA en Washington. "Yo todavía no digo eso. Es ciertamente el principal candidato".
Ron Dittemore, director del programa de lanzadera, señaló que el fragmento en cuestión tenía unas dimensiones de unos 51 por 40,5 por 15 centímetros y pesaba 1,2 kilos. La pérdida se produjo a los 80 segundo de iniciado el despegue, aunque no fue descubierta hasta el día siguiente, cuando, como de costumbre, los expertos analizaron a cámara lenta las imágenes del lanzamiento.
Cada lanzamiento del transbordador es filmado desde múltiples ángulos por decenas de cámaras, la mayoría de control remoto, que resultan de gran utilidad para analizar minuciosamente el despegue. Los técnicos han visto en las filmaciones cómo la pieza chocó contra el ala izquierda pero no han podido determinar si también impactó en otras partes del transbordador. Posteriores "análisis predijeron que el daño potencial no era suficiente para causar un accidente catastrófico", explicó Dittemore que ya el domingo había explicado que no se recuperó ninguna pieza desprendida en el ascenso.
Dittemore repitió ayer, con pequeñas variaciones, los datos recibidos en los último minutos de la Columbia y señaló que "los incrementos de temperatura detectados en la zona del tren de aterrizaje izquierdo no eran suficientes para provocar el desastre". "Hay algún eslabón perdido", agregó. "Es un misterio".
Incremento de calor
Lo único que la NASA sabe hasta ahora es que seis minutos antes de perder contacto con la nave espacial Columbia, los sensores empezaron a detectar un incremento anormal de calor en la parte izquierda del fuselaje, cerca del ala, con un aumento de 32 grados centígrados en cinco minutos cuando en la misma sección del lado derecho el incremento fue de sólo siete grados. Cuatro minutos después, el centro de control de la misión percibió un incremento de la tensión del rozamiento y automáticamente la nave giró para aliviar el efecto térmico y desviarlo hacia la parte derecha.
El aumento del rozamiento apunta a algún tipo de daño en la capa de protección, formada por materiales compuestos capaces de resistir los 1.600 grados centígrados a los que se dispara la temperatura por el rozamiento al entrar la nave en la atmósfera a una velocidad próxima a los 26.000 kilómetros por hora .
La NASA espera encontrar nuevos datos reveladores sobre lo sucedido en 32 segundos de datos adicional recibidos por sus ordenadores después de la pérdida de contacto con los astronautas, quienes, según Dittemore, eran conscientes de lo que estaba ocurriendo con la temperatura, pero no dieron muestras de inquietud.
El desprendimiento de la pieza "es uno de las muchos elementos que estamos recogiendo para determinar las causas del accidente", comentó ayer Sean O'Keefe, director de la NASA, antes de señalar que no se descartaba nada. Ante la falta de datos anormales sobre otros componentes, los expertos se inclinan en atribuir la catástrofe a la pérdida de parte del aislamiento de la nave.
Pese a que desde el primer momento tras el accidente se dirigieron las miradas hacia esa pieza desprendida en el lanzamiento, la NASA explicó que los análisis realizados por los expertos acerca de los potenciales efectos del impacto indicaban que se habrían producido "daños menores" que no comprometían la seguridad del la nave.
Ahora la investigación va desde la simple detección de fragmentos desperdigados por miles de kilómetros cuadrados en tierra hasta el análisis de los complejos sistemas que componen el sistema del transbordador, tanto físicamente como con el escrutinio de los datos enviados a tierra por cientos de sensores distribuidos por todo el Columbia para detectar todos los datos sobre presión, temperatura, tensión mecánica y movimiento. Esos datos son recibidos en tierra en el centro de control de Houston a través de un complejo sistema de antenas y repetidores en todo el mundo, incluida la estación de seguimiento de la NASA ubicada en Robledo de Chavela, al norte de Madrid.
Por otra parte, los tres astronautas que se encuentran desde hace 72 días en la Estación Espacial Internacional (ISS) recibieron con unas 24 horas de retraso la noticia del accidente del Columbia y la muerte de sus siete colegas, según informó ayer Space.com.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 4 de febrero de 2003