La NASA ha centrado las investigaciones sobre la catástrofe del transbordador Columbia en sus últimos 32 segundos de vuelo tras descartar que la catástrofe se debiera a los daños sufridos en su escudo término en el despegue.
Ron Dittermore, director del programa de transbordadores de la NASA, ha señalado que poco antes de que la nave se desintegrara, el pasado sábado, su sistema de control automático trataba de estabilizar la velocidad del orbitador al registrarse una creciente resistencia al aire en su ala izquierda.
Los últimos datos recibidos desde el Columbia mostraron a los expertos de la agencia espacial estadounidense que habían perdido la batalla, según Dittermore.
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Ahora, para averiguar exactamente qué es lo que ocurrió para que la nave se desintegrara, los expertos tratan de recuperar los últimos 32 segundos transmitidos al control de la mision por el Columbia. Esas últimas señales no pudieron ser procesadas debido a la mala calidad de la transmisión electrónica, algo que podría proporcionar la grabación de una estación de rastreo en el campo de prueba de misiles de White Sands, en el estado de Nuevo México.
La NASA descarta que el trozo de material aislante desprendido del tanque externo del cohete durante el despegue sea la causa del accidente, ya que mide unos 60 centímetros de diámetro y pesa poco más de un kilo y no tenía suficiente peso para dañar las losetas antitérmicas de la nave.