En los días anteriores al accidente del Columbia, en el que murieron sus siete ocupantes, cuatro ingenieros de la agencia espacial estadounidense NASA advirtieron de que su ala izquierda podría alcanzar altas temperaturas y provocar la pérdida de órbita de la nave. Los ingenieros hicieron estas advertencias en los correos electrónicos dados a conocer ayer miércoles por la NASA y de los que se hace eco la cadena estadounidense CNN.
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El 31 de enero, un día antes de la tragedia, el ingenerio Bill Anderson, de la Alianza Espacial Unida (LLC), se preguntó: "¿Por qué estamos hablando sobre esto un día antes del aterrizaje y no el día después del despegue?", en alusión a los problemas detectados en el ala izquierda 16 días antes. Mientras los responsables de la NASA preparaban un aterrizaje de emergencia, Anderson alertaba de riesgos mayores al decir que "si el ala está dañada o tiene un gran agujero, no se va a llegar a la pista de aterrizaje".
Unas horas antes, un controlador de la NASA, Jeffrey Kling, consideró que una brecha en el ala podría afectar a la compuerta de dirección y al interior de la estructura de aluminio en el momento en el que la nave entrara en la atmósfera. Tres días antes, Robert Daugherty, otro de los ingenieros de la NASA, había señalado el peligro que corría la seguridad de la nave debido a los daños producidos por el intenso calor.
Pérdida de datos
El supervisor inmediato de este último, Mark J. Shuart, se hizo eco de la preocupación y dirigió un mensaje a otro de los supervisores elogiando la actitud de Daugherty. "Espero que la gente (en el Centro Espacial Johnson) esté escuchando", señaló Shuart.
Por último, otro mensaje, firmado por Kevin McCluney, ingeniero mecánico del Centro Espacial Johnson, también señaló la existencia de un peligro. McCluney no recomendó tomar medidas inmediatas, pero señaló que éstas serían necesarias en caso de que se perdieran datos de los sensores del ala izquierda, lo cual obligaría a tomar una decisión sobre un aterrizaje de emergencia o el escape de la tripulación.
El último intercambio en las comunicaciones entre el control de la misión y el transbordador reveló la pérdida de datos de los sensores, pero ésta ocurrió segundos antes de que se perdiera el contacto con la nave. En una conferencia de prensa el mismo día de la tragedia, el director de programas de transbordadores, Ronald Dittermore, descartó la teoría de que la explosión hubiese sido causada por el golpe de un fragmento del tanque externo contra el ala izquierda de la nave. Sin embargo después una comisión investigadora dio marcha atrás y señaló que no descartaba ninguna teoría.