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AMENAZA DE GUERRA | Debate en el Consejo de Seguridad

EE UU y Francia chocan en la ONU

Washington y París presentan propuestas contrarias para dar vía libre o evitar la guerra contra Irak

El Consejo de Seguridad de la ONU estaba ayer totalmente dividido y rozaba la implosión. EE UU, el Reino Unido y España presentaron un borrador de resolución que acusaba a Irak de no haber aprovechado la "última oportunidad" de desarmarse pacíficamente. En una lógica diametralmente opuesta, Francia, Alemania y Rusia propusieron, en un documento de trabajo, prolongar el proceso de desarme cuatro meses más. La situación parecía bloqueada y no se vislumbraba ninguna posibilidad de acuerdo entre los que abogaban por seguir las inspecciones y quienes habían firmado ya su acta de defunción. El debate durará al menos dos semanas más, hasta que Hans Blix, el jefe de Unmovic, vuelva a presentar un informe a primeros de marzo.

Washington decidió medir sus palabras. El texto, de apenas un folio, se limitaba a decir que Irak había desaprovechado la "última oportunidad de desarmarse pacíficamente" y advertía de las "serias consecuencias" a las que se enfrentará si sigue incumpliendo las resoluciones. La resolución no menciona la guerra, pero la justifica de forma implícita. En el preámbulo, el borrador de resolución recuerda que "Irak está y sigue estando en incumplimiento flagrante de sus obligaciones" con la ONU, como ya aseguraba la resolución 1.441. Precisa que "cualquier omisión o declaración falsa" en el informe de 12.000 páginas que Bagdad remitió en diciembre o cualquier obstáculo a la labor de los inspectores también se considera como una violación grave.

EE UU habría preferido un texto más contundente, pero ni la situación en el seno del Consejo ni las recomendaciones británicas y españolas se lo permitieron. Nadie dudaba del objetivo final de la resolución, pero los cofirmantes esperaban que un vocabulario ambiguo consiguiera al menos los nueve votos necesarios para aprobarla, y sobre todo evitaría el veto de Francia y Rusia. El secretario de Estado, Colin Powell, obtuvo este fin de semana en Pekín algunas garantías de que China no vetaría.

"Deseamos que la ONU siga siendo el marco de un completo desarme de Irak", declaró el embajador británico, Jeremy Greenstock, tras una sesión de dos horas y media en la que se presentaron los dos proyectos. "No pedimos juicios apresurados. No habrá votación hasta que no se haya celebrado el debate apropiado".

España se apuntó a la iniciativa la semana pasada pero José María Aznar no vio el texto de la resolución cuando se entrevistó con Bush el sábado en Crawford (Tejas). Los detalles de la aportación española se ultimaron entre el domingo y la mañana de ayer entre la ministra de Exteriores, Ana Palacio, Powell y el jefe de la diplomacia británica, Jack Straw. "España pidió unirse y la aceptamos", explicó Greenstock. Bulgaria, el otro miembro del Consejo que apoyaba las tesis estadounidenses, decidió quedarse al margen.

Washington quiso esperar el momento más oportuno para presentar el texto. No lo encontró. Su estrategia se había basado en la presentación del secretario de Estado, Colin Powell, y el informe del jefe de los inspectores, Hans Blix. La primera no consiguió convencer a los miembros recalcitrantes del Consejo y la segunda resultó ser relativamente benévola con Irak. Apremiado por el tiempo, Bush decidió asumir la iniciativa y abrir el debate, incluso en una posición desfavorable.

La resolución no fija plazos, pero los había. Straw indicó ayer que la discusión duraría "dos semanas o quizá un poco más", el plazo que se autoconcedían los cofirmantes para lograr un "consenso internacional". En todo caso, no habrá votación antes del informe que Blix presentará el 7 de marzo.

El calendario de Francia era muy distinto. Con el respaldo de Alemania y Rusia, y el asentimiento de China, París presentó ayer un nuevo documento de trabajo en el que pedía reforzar el mandato de los inspectores. La propuesta francesa proponía fijar un nuevo programa de trabajo, basándose en los temas prioritarios de desarme que fijara Blix, y hacer balance al cabo de tres meses.

La situación en el Consejo permanecía bloqueada. La mayoría de los 15 miembros estaba a favor de seguir las inspecciones, pero entre los dos extremos, una franja de países indecisos podría determinar el debate. Tres Estados africanos (Angola, Guinea y Camerún); dos latinoamericanos (Chile y México); y uno musulmán (Pakistán) amenazaban con abstenerse si los cinco miembros permanentes no se ponen de acuerdo.

Washington esperaba obtener una mayoría a favor de la resolución y citaba como precedente la 1.441, de noviembre, que permitió la vuelta de los inspectores a Irak.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de febrero de 2003