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LA TRANSICIÓN EN IRAK | El desafío chií

EE UU acusa a Irán de enviar agentes a Irak para promover órganos de gobierno chiíes

El Pentágono ha desplegado tropas en la frontera de ambos países sin lograr cerrarla del todo

Los servicios de espionaje de EE UU aseguran que el Gobierno de Irán ha enviado agentes al territorio iraquí para promover la creación de órganos de gobierno chiíes. El Pentágono ha desplegado tropas en la frontera de ambos países, pero admite su incapacidad para cerrarla por completo. Fuentes diplomáticas están sorprendidas por el grado de organización que muestran los chiíes y reconocen que su estrategia para el Irak pos-Sadam no contaba con semejante capacidad de movilización. La Casa Blanca reconoce su inquietud discretamente para que no se interprete como una amenaza contra Irán. Y no ha querido arremeter abiertamente contra ese país, otro vértice del eje del mal, para evitar que se redacten listas de futuros objetivos militares.

Las acusaciones de EE UU tratan de justificar su falta de previsión. Según la CIA, decenas de agentes entrenados en Irán por un organismo del Gobierno han cruzado la frontera con Irak tras la caída de Sadam Husein con una única misión: ayudar a que el vacío de poder actual se cubra con el ascenso del clero chií. Dado que el Gobierno de Teherán está vinculado al Consejo Supremo de la Revolución Islámica (CSRI) de Irak (principal grupo chií del país), EE UU contempla esta incursión de agentes iraníes como una maniobra a favor de sus intereses políticos.

El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, confirmó ayer la información: hemos advertido "claramente a Irán que nos opondremos a que organizaciones de fuera puedan interferir en el camino hacia la democracia en Irak. Hemos dejado clara nuestra posición".

Los agentes iraníes que operan en Irak son, según The New York Times, miembros de la rama militar de un grupo iraquí en el exilio auspiciado y protegido por el Gobierno de Teherán. La llegada de esta Brigada Badr a Nayaf, Kerbala y Basora es, desde la perspectiva de EE UU, el primer intento de Teherán por inmiscuirse en el futuro político de Irak. El Pentágono cree también que las peregrinaciones a Kerbala han proporcionado la mejor "tapadera" para la incursión de agentes iraníes: "Se han quitado los uniformes, se han puesto ropa civil y han desaparecido", dice un alto cargo estadounidense.

El CSRI es uno de los grupos de la oposición iraquí con el que EE UU quería debatir la formación de una nueva estructura política en Irak. Pero ni Washington se fia de ellos ni ellos desean aceptar la oferta de diálogo. Su representante en Londres, Hamid al Bayati, ha declinado dos invitaciones de EE UU para viajar a Bagdad y debatir la creación de un Gobierno interino: "Si hablan de democracia", dice Al Bayati, "que dejen a los iraquíes organizarse".

Las acusaciones contra Irán esconden el desconcierto que ha provocado la movilización de los chiíes y el creciente sentimiento antiamericanista, dos elementos que pueden conjugarse en un despegue del fundamentalismo. Fuentes diplomáticas estadounidenses culpan a los estrategas de la operación militar de no haber sabido anticipar las aspiraciones políticas chiíes en cuanto culminara la desaparición de Sadam Husein.

Un alto cargo del Departamento de Estado se lamenta en The Washington Post: "La ecuación es tan difícil que el Gobierno de EE UU no sabe cuál puede ser el resultado. Creo que nadie dio un paso atrás para preguntar '¿Qué queremos hacer?'. Se centraron sólo en acabar con Sadam Husein".

Varios informes de los servicios secretos distribuidos entre congresistas y senadores de EE UU reconocen que los chiíes han resultado estar mucho más organizados de lo que se pensaba. La CIA trata de determinar a qué miembros del clero chií conviene ayudar en la formación de gobiernos locales.

Mientras tanto, George W. Bush parece dedicado a repetir con insistencia que su agenda a medio y largo plazo es doméstica. "En este momento, no tengo ninguna operación en mente", dijo en una entrevista con un grupo de periodistas económicos que adelanta el semanario Newsweek.

Bush no muestra preocupación alguna por la movilización chií y el rencor que muestran hacia la presencia de tropas estadounidenses: "Me encanta cuando la gente me dice: '¿No es maravilloso que puedan expresar su religión, la religión chií, con la peregrinación de este fin de semana?'. Me alegra el día".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de abril de 2003