Estados Unidos y sus aliados ejercerán el poder en Irak al menos un año, y quieren que la ONU les ceda lo antes posible la administración del petróleo iraquí. Washington, Londres y Madrid presentarán hoy al Consejo de Seguridad un borrador de resolución en el que establecen las condiciones de la ocupación posbélica y piden el levantamiento inmediato de las sanciones. El texto califica de "vital" la función de la ONU en Irak, pero reduce a cuestiones humanitarias y de infraestructura el margen de actuación de la organización a través de un "coordinador" designado por el secretario general, Kofi Annan.
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EE UU y Reino Unido, en su calidad de potencias ocupantes, tenían previsto presentar una carta al presidente del Consejo de Seguridad (Pakistán este mes), informando de la creación de una Autoridad Provisional de la Coalición, bajo el mando del ex diplomático estadounidense Paul Bremer. Esa Autoridad debería asumir el poder en Irak en colaboración con un Gobierno interino formado por iraquíes, que partiría de una situación de subordinación completa e iría recibiendo competencias de forma paulatina. La Autoridad "ejercerá sus responsabilidades por un periodo inicial de 12 meses (...) y podría seguir más tiempo si es necesario", estipula el borrador.
El texto pasa de puntillas por el problema de las armas de destrucción masiva, origen y justificación de las sanciones impuestas a Irak por la ONU. En teoría, las sanciones no podrían ser levantadas hasta que se demostrara el desmantelamiento de armas, por ahora no encontradas. No se menciona en ningún momento el retorno a Irak de los inspectores de armas de la ONU. Esa ausencia podría causar discusiones en el Consejo.
Abordar en una sola resolución los complejos problemas de Irak no será fácil, pero la Casa Blanca y el Pentágono han impuesto su criterio, frente al enfoque gradual que proponía el Departamento de Estado. El programa Petróleo por Alimentos, que en los últimos años se ha convertido en la columna vertebral de la economía iraquí, expira el 3 de junio. Todos los miembros del Consejo están de acuerdo en reducir su funcionamiento progresivamente para no provocar una crisis humanitaria. El borrador propone que el programa, creado originalmente para paliar los efectos de las sanciones y gestionado por el secretario general de la ONU, se prolongue cuatro meses más.
¿Qué pasará entonces con el dinero del petróleo, hasta ahora controlado por la ONU? Washington, Londres y Madrid proponen crear un Fondo de Asistencia, una cuenta centralizada en el Banco Central de Irak, administrada por la autoridad ocupante y auditada por una comisión de expertos del FMI, el Banco Mundial y la ONU. El dinero se utilizará, según el borrador, para resolver las "necesidades humanitarias", las "labores de reconstrucción" y "otros usos que puedan beneficiar al pueblo iraquí", dejando así la puerta abierta a las empresas que quieran hacer negocios con Bagdad.
Dos miembros permanentes del Consejo y con poder de veto, Rusia y Francia, son los países que más comerciaron con Irak al amparo del sistema Petróleo por Alimentos. El borrador de resolución reconoce sus intereses y permite un reembolso parcial de la deuda contraída con Gobiernos y empresas extranjeras. Esa deuda se estima en unos 10.000 millones de dólares. También mantiene el mecanismo por el que un porcentaje de los ingresos petroleros iraquíes se dedica al pago de compensaciones a Kuwait por la invasión de 1991.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de mayo de 2003