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TERREMOTO EN ARGELIA

El terremoto causa mil muertos en Argelia

Las autoridades temen que el número de víctimas aumente en los próximos días

Ha sido el peor terremoto en Argelia en los últimos 23 años. El país vivía anoche aún conmocionado por una tragedia que se ha cobrado al menos 1.100 muertos y cerca de 7.000 heridos, según anunció el Ministerio del Interior. Un seísmo de 6,8 grados en la escala de Richter sacudió la capital, Argel, y sus alrededores a las 20.44 del miércoles, hora peninsular española. Las autoridades temen que la cifra de víctimas aumente en los próximos días, pues puede haber numerosos cuerpos sepultados bajo los escombros. La sacudida principal del miércoles fue seguida de numerosas réplicas, algunas de hasta 4 grados en la escala de Richter -300 hasta mediodía de ayer-, que han debilitado aún más las estructuras de las edificaciones.

Aunque en principio el instituto local informó de que el seísmo fue de 5,8 grados en la escala de Richter, el Centro Mundial de Sismología, con sede en Denver (Estados Unidos), señaló que éste alcanzó los 6,8 grados. Sus efectos han sido demoledores en las zonas próximas a la capital. Se han recogido decenas de cadáveres en las localidades de Buira, Blida, Tizi Uzu y Bujía. Las provincias de Bumerdés, Medea, Ain Defla y Chlef también han resultado muy afectadas por un terremoto que ha dejado sin hogar a unas 1.500 familias. Decenas de localidades próximas a Argel siguen sin agua, electricidad y teléfono, y varias carreteras están cortadas al agrietarsealfunos puentes y viaductos.

La provincia más afectada es Bumerdés, a unos 50 kilómetros al este de Argel. Allí los cadáveres se alinean en filas fuera de los hospitales y los heridos son atendidos como se puede en la calle. El temblor fue de tal magnitud que pudo sentirse en el litoral mallorquín, en la costa mediterránea española y en la isla de Cerdeña y en varias partes de Italia.

Varios testigos relataron escenas escalofriantes de gente presa del pánico saltando por las ventanas de los edificios. Los que no perecieron en el temblor arañaban con sus propias manos las ruinas en busca de supervivientes atrapados bajo los escombros.

Mucha gente permanecía ayer en las calles, incapaz de volver a sus casas ante el pánico de sufrir una nueva sacudida. Los servicios de seguridad argelinos reforzaron su presencia en las principales calles del casco urbano de Argel para calmar a la población y hacer frente a los actos de pillaje que comenzaban ayer a producirse.

No hay víctimas españolas

El primer ministro argelino, Ahmed Uyahia, declaró a la televisión nacional que es previsible que el número de víctimas aumente según pasen las horas y los días pues quedan personas bajo los escombros. El primer ministro calificó el terremoto de "catástrofe nacional" y llamó a la ayuda internacional. Dos aviones militares franceses aterrizaron en Argel ayer con un equipo de 120 socorristas.

Fuentes diplomáticas españolas aseguraron ayer que, en principio, no hay ninguna víctima española entre los 300 miembros de la colonia. En dos vuelos sucesivos, la cooperación internacional española puso anoche en marcha su primer despliegue de ayuda humanitaria cuando apenas habían transcurrido 24 horas del terremoto. A las diez de la noche de ayer algunos equipos de rescate españoles llegaban a la región de Bumerdés, donde no había gasolina para hacer funcionar los generadores.

Después de una década de violencia política que se ha cobrado más de 100.000 vidas y de haber registrado unas trágicas inundaciones en 2001, la costa norte de Argelia, donde vive la práctica totalidad de la población, vuelve a sufrir una catástrofe.

El ministro argelino de Exteriores, Abdelaziz Beljadem, confirmaba que el balance de víctimas "será previsiblemente muy alto", aunque no se atrevió a aventurar cifras. El jefe de la diplomacia argelina había acudido al aeropuerto internacional Uari Bumedian, a recibir los dos vuelos en los que viajaban unas 50 personas, entre bomberos acompañados de perros de rescate y especialistas en tareas de protección civil, que se dirigieron inmediatamente después a las zonas del este de la aglomeración urbana argelina donde se han concentrado la mayor parte de las víctimas.El presidente Abdelaziz Buteflika decretó ayer tres días de duelo nacional por las víctimas.

Moisés Belloch, presidente de la ONG española Bomberos sin Fronteras, alertaba anoche en Argel, poco antes de dirigirse hacia su primera misión de rescate, sobre la importancia de actuar con rapidez en la localización de supervivientes. "Se ha perdido ya un tiempo preciso en estas 24 horas", pero también reconocía que "es muy difícil movilizar en tan corto plazo a los equipos de voluntarios y conseguir los permisos y los vuelos para desplazarse". El responsable de esta organización, bombero profesional en Alzira (Valencia), se encuentra al frente del equipo de 15 especialistas en rescate que han participado ya en misiones internacionales en Turquía y en El Salvador. Mientras acariciaba a la perra Tara, un nervioso ejemplar de labrador, se disponía a iniciar su primera misión. A su lado, Elena González Romero, de 33 años, experta en catástrofes de Cruz Roja española se preparaba también para abordar su misión internacional. "Es mi primer terremoto", manifestó. Los expertos estiman que la posibilidad de hallar supervivientes se mantiene durante 72 horas.

"¡No olvidéis a Rachid!"

Alaridos de terror. Gritos y llantos entre los residentes de la torre D, en un barrio al este de Argel, durante los eternos segundos que duró el terremoto. La torre D tenía 14 pisos. Sesenta familias vivían en ella. Las de los pisos superiores se lanzaron corriendo escaleras abajo en cuanto sintieron la primera sacudida. En la oscuridad más absoluta, la corriente eléctrica quedó cortada nada más comenzar el seísmo, las mujeres y los niños abandonaban sus hogares presos del pánico.

Una joven que se había desvanecido de terror era evacuada a la calle por sus familiares. Las ancianas se dejaban caer en brazos de las jóvenes, temblando de pánico.

"¡El viejo Rachid! ¡No olvidéis al viejo Rachid! Ayudad a su mujer a trasladarle abajo", gritaba una mujer en la oscuridad. Los vecinos se precipitaron dentro del apartamento del viejo paralítico para trasladarlo fuera del edificio.

"¡Mamá, mamá!, ¡no me dejes aquí!", gritaban los niños aterrorizados, pegados a las faldas de su madre muerta de pánico.

Los hospitales no daban ayer abasto para atender a los heridos. Las familias se agolpaban en el hospital Mustafá, de Argel. La policía tuvo que dispersarlos ante el caos que provocaban.

"Quiero ver a mi hermano. Quiero saber si está vivo o muerto. Por favor, déjenme entrar", suplicaba Ahmed, de 40 años, llegado desde Ruiba hasta Argel en busca de noticias. "Hay tantos heridos que somos incapaces de contarlos", aseguraba exhausto un médico.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de mayo de 2003

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