Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:FÚTBOL | Undécima jornada

El Barça no para hasta ganar

Márquez resolvió un partido muy trabado y que el Betis jugó diezmado la última media hora

Desde la perseverancia y la racionalidad, el Barça alcanzó una victoria de gran valor terapéutico, sobre todo por el contexto del partido, muy exigente desde el punto de vista psicológico, especialmente delicado y difícil de jugar. Pocos encuentros como el de ayer son tan fronterizos entre lo bueno y lo malo. La diferencia entre ganar y perder, entre el despegue o calar el motor, era tan abismal para los azulgrana como desechable resultaba el empate frente a un Betis al que, ante las necesidades azulgrana, nada le iba ni le venía, remendado como quedó por las lesiones.

BARCELONA 2 - BETIS 1

Barcelona: Víctor Valdés; Gabri (Reiziger, m. 73), Puyol, Cocu, Van Bronckhorst; Xavi, Márquez; Quaresma, Ronaldinho (Kluivert, m. 18), Luis García (Overmars, m. 69); y Saviola.

Betis: Contreras; Juanito, Lembo, Rivas, Luis Fernández; Ito, Assunçao; Ismael, Denilson (Benjamín, m. 84), Fernando (Capi, m. 74); y Dani (Cañas, m. 67).

Goles: 1-0. M.42. Kluivert aprovecha sobre la línea un error de Contreras, que no atrapa un esférico fácil tras un centro de Luis García.

1-1. M.52. Fernando aprovecha una indecisión de Puyol, Cocu y Víctor Valdés.

2-1. M.82. Márquez, anticipándose a Assunçao y Contreras, remata de cabeza un córner botado por Xavi.

Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó por doble amonestación a Ito (m. 62). Mostró tarjeta amarilla a Gabri, Quaresma y Rivas.

Camp Nou. Unos 70.400 espectadores.

Embalado como venía, al Barça se le exigía el triunfo tal que fuera un certificado para montarse en la zona de los grandes y dejarse de falsas aspiraciones. La lesión de Ronaldinho complicó inicialmente su tarea en la misma medida que aumentó después el peso de los tres puntos y, sobre todo, reforzó la autoestima del colectivo. A falta de la magia del brasileño, necesario hasta ahora incluso para apear al Gramanet de la Copa, el equipo mostró empaque y carácter para combatir ese punto de fatalismo que siempre aparece en días como el de ayer por el Camp Nou.

Pasó el Barça un mal rato y la victoria mínima le supo mejor que cualquier goleada. El Betis le inutilizó ofensivamente con un estimable trabajo colectivo durante tres cuartos de partido. Le cerró la línea de pase, le presionó muy arriba y le obligó a jugar en largo, liberando siempre al central y tapando a los medios, de manera que los azulgrana siempre atacaron en inferioridad. Defensivamente, el Barça también se sintió acosado, sobre todo por dos extremos puros como son Ismael y Denilson, que obligaron a los dos laterales a pedir ayuda tanto a los interiores como a los dos cierres, aun cuando Puyol bastante faena tenía ya con Dani, un tipo con muy malas pulgas. La garra de Puyol, cuyo despliegue físico resultó incuantificable, y la presencia de Márquez, soberano en el juego aéreo, ayudaron al Barça.

Neutralizados los dos equipos en la cancha, sin ocasiones en las áreas, el resultado quedó a expensas, para bien y para mal, de una intervención individual. La posibilidad de desequilibrio en el bando azulgrana quedó menguada por la lesión de Ronaldinho al cuarto de hora. La ausencia del brasileño desanimó a la hinchada. Pero la salida al campo de Kluivert ayudó a levantar la moral, más que nada porque significaba una declaración expresa de que el Barça quería ganar al partido. En una de las pocas combinaciones de área a área, con Puyol quitándole la pelota a Denilson y Gabri dándole salida, Luis García tiró un centro desde la izquierda, Contreras falló en el blocaje y Kluivert empujó a la red.

Vencido en un error, el Betis atrapó de nuevo el partido en un fallo defensivo barcelonista. Fernando se metió entre Cocu y Valdés, y visto que ni uno ni otro se decidía ante una pelota bien muerta, le dio vida hasta meterla en la red. Regresaba el partido a sus orígenes. El Barça, a golpe de riñón, a base de esfuerzo, con insistencia, se fue trabajando el mejor de los escenarios para la victoria, presidido por la expulsión de Ito, superado por Quaresma, la entrada de Overmars, veloz y punzante, y el intercambio de posiciones entre Márquez y Cocu, un futbolista con más llegada que el mexicano.

Leyó muy bien el partido Rijkaard y, a falta de fútbol, el equipo supo labrarse la victoria con mucha paciencia en el primer saque de esquina que superó el primer palo: Xavi lo botó y, como si fuera un cuento, Márquez cabeceó a la red. Jugando bien o mal, no paró el Barça hasta ganar.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de noviembre de 2003