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LA POSGUERRA DE IRAK

Diecisiete soldados norteamericanos mueren al chocar dos helicópteros en el norte de Irak

Uno de los Black Hawk había sido alcanzado con un lanzagranadas sobre Mosul

Dos helicópteros UH-60 Black Hawk que chocaron uno contra otro se estrellaron ayer sobre un barrio residencial de Mosul, la tercera ciudad más grande de Irak, al norte del país. Los helicópteros pertenecían a la 101ª División Aerotransportada, que se ocupa de la seguridad en el norte de Irak. Diecisiete soldados que iban a bordo de los helicópteros resultaron muertos, cinco heridos y uno desaparecido. Uno de los helicópteros, según un portavoz militar de EE UU sin identificar citado por Reuters, fue alcanzado en la cola por una granada. Aparentemente, este Black Hawk impactó contra el otro poco después.

La primera versión de lo ocurrido fue que un Black Hawk había sido derribado y que se dirigía al lugar una fuerza rápida para tratar de ayudar a los posibles supervivientes y localizar la causa del derribo. Posteriormente, un responsable iraquí de seguridad dijo que se trataba de dos helicópteros que habían chocado, y los portavoces estadounidenses lo confirmaron más tarde. Finalmente, un militar de EE UU presente en el lugar de los hechos aseguró que "uno de los helicópteros fue alcanzado en la cola por una granada propulsada por un cohete". El lugar en el que cayeron los helicópteros fue aislado por soldados de EE UU y policías iraquíes.

Varios testimonios recogidos por agencias de información sobre el terreno confirmaron que había habido una explosión y una colisión a las 18.30 (16.30 en la España peninsular), y que uno de los aparatos se había precipitado sobre el tejado de una casa. Un iraquí citado por Reuters señaló que al mirar por la ventana de su casa vio "dos helicópteros". "Uno estaba volando bajo y estaba ardiendo. El otro estaba algo más alto. El primero ascendió y golpeó al otro. Luego se estrellaron en zonas distintas". El relato es coherente con la posibilidad de que uno de los Black Hawk fuera alcanzado por una granada y chocara posteriormente con el otro.

Hasta ayer, EE UU había perdido tres helicópteros, los tres aparentemente derribados por misiles y granadas de los grupos armados que se enfrentan a las tropas de la coalición. El primero ocurrió el 25 de octubre en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein y uno de los vértices de la insurgencia. Una granada como la que probablemente se utilizó ayer alcanzó uno de los motores de un Black Hawk, pero el helicóptero pudo hacer un aterrizaje de emergencia y los cinco miembros de su tripulación se salvaron. El aparato fue destruido por las llamas.

El pasado 2 de noviembre, en el incidente más grave de los ocurridos hasta ahora, 16 soldados estadounidenses murieron cuando su helicóptero Chinook de transporte de tropas fue alcanzado por un misil cerca de Faluya, al oeste de la capital. Cinco días más tarde, el 7 de noviembre, otro Black Hawk fue derribado, de nuevo en Tikrit. En esa ocasión murieron seis soldados. Los helicópteros de combate Black Hawk, que utilizan una tripulación de cuatro personas, pueden llevar hasta 11 soldados.

Los grupos armados que combaten en Irak -formados por leales a Sadam y voluntarios extranjeros- han intensificado sus operaciones y llevan a cabo una treintena de ataques cada día. En ellos han muerto, desde que acabaron las principales operaciones militares -hace seis meses y medio-, 166 soldados estadounidenses. El goteo de víctimas, las incertidumbres sobre la estrategia de salida de Irak y los costes han deteriorado notablemente la confianza de los estadounidenses en Geroge W. Bush. En varios sondeos, al menos la mitad de los norteamericanos critican el manejo de la situación por la Casa Blanca.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de noviembre de 2003