Dos chicas fuman en un club privado / SAMUEL SÁNCHEZ
El humo se cuela por las rendijas
Cien días después de la puesta en marcha de la ley que prohíbe fumar en todos los espacios de ocio cerrados, el ingenio se agudiza, la vigilancia se relaja y el boca a boca difunde, a modo de contrabando, un pequeño registro de locales donde el cliente puede sortear la ley y encenderse un cigarro sin que nadie haga preguntas.