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CUMBRE EN WASHINGTON

El G-7 declara la guerra financiera al terrorismo

Los siete países más ricos del mundo se han comprometido a lograr resultados reales en la lucha contra el soporte financiero de los terroristas

Los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados del mundo, reunidos ayer en Washington, se han comprometido a lograr resultados reales en la lucha contra el terrorismo. El G-7 rastreará e interceptará los bienes de los terroristas y castigará a los individuos y países que los amparan.

Así, los líderes de las finanzas mundiales han asegurado su total colaboración con EE UU en su lucha financiera para congelar las cuentas bancarias de individuos y de asociaciones ligadas con los grupos terroristas.

Para ello, entre otras cosas, el G-7 convocará al Grupo de Trabajo de Acción Financiera (surgido inicialmente para luchar contra el lavado de dinero), creado hace una década, el 29 y el 30 de este mes en Washington para preparar una estrategia global encaminada a sofocar las fuentes de financiación de los grupos terroristas en todo el mundo. Entre las medidas está congelar las cuentas bancarias de individuos y asociaciones ligadas con los grupos terroristas.

Pero para llevar a cabo su compromiso, tal y como señala el comunicado de los países más ricos del mundo, "es crucial que se lleve a cabo una mayor puesta en práctica de las sanciones internacionales para cortar la financiación de los terroristas".

En este sentido, el G-7 ha apoyado un plan de acción sobre las acciones que llevarán a cabo los países miembros para intensificar las investigaciones sobre los fondos que utilizan los grupos extremistas para su campaña de terror.

Las autoridades estadounidenses han congelado seis millones de dólares y otras 50 cuentas bancarias pertenecientes a Osama Bin Laden y a otras 26 organizaciones, algunas de carácter humanitario. Una iniciativa que han secundado otros países.

Relanzar la economía mundial

Además, el G-7, compuesto por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, han expresado su firme compromiso para promover el crecimiento económico global, ya que reconocen que los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos van a ralentizar las perspectivas, aunque subrayan que el horizonte que se vislumbra es 'bueno'.

En esta primera reunión desde los atentados del pasado 11 de septiembre, el G-7 tenía como objetivo prioritario enviar una señal de confianza en el futuro de la economía mundial y en mostrarse como un frente unido contra una excesiva desaceleración y contra el soporte financiero del terrorismo.

Tras los atentados, los Bancos Centrales de las tres principales áreas económicas, EEUU, la zona euro y Japón, junto al del Reino Unido, rebajaron los tipos de interés para estimular el consumo y han inyectado liquidez al sistema financiero.

La reunión del G-7 debía haberse celebrado a finales de septiembre, en el marco de la Asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI), que fue cancelada a causa de los atentados.