Más de medio centenar de países han censurado esta madrugada a Israel ante el Consejo de Seguridad de la Organización de las naciones Unidas (ONU), en términos más o menos enérgicos, por impedir el envío de la comisión de investigación de la ONU para esclarecer lo ocurrido en el campamento de refugiados palestinos de Yenín.
Sólo Estados Unidos, país que entrega anualmente miles de millones de dólares a Israel para la compra de aviones de combate y otros equipos militares, ha tenido palabras más suaves al afirmar que lo ocurrido en el campo de refugiados no fue para tanto.
MÁS INFORMACIÓN
- Israel levanta el cerco a Arafat tras más de un mes de asedio
- Muertos incontables en Yenín
- Todo huele a cadáver en Yenín
- EE UU rebaja las expectativas de la conferencia de paz prevista para el próximo verano
- La negociación para acabar con el asedio a la basílica de Belén entra en su recta final
- Tema:: La evolución del conflicto
- Gráfico animado:: La ofensiva israelí
- Participación:: La opinión de los lectores
El embajador estadounidense, James Cunningham, no censuró la acción de Israel y aunque ha afirmado que su Gobierno lamentaba que no se enviara la comisión, puso la atención en que "según emerge lo que aconteció, no ha habido matanzas en Yenín". Cunningham ha desviado también la atención al afirmar que ha habido "progresos" en el cumplimiento de las resoluciones sobre Israel y al afirmar que la prioridad ahora es la crisis humanitaria que se vive en los territorios palestinos.
Pese a la pasividad del Consejo de Seguridad, el embajador palestino ante Naciones Unidas, Naser al-Kidwa, ha exigido que los presuntos responsables de los crímenes de guerra que pudieron ser perpetrados en el campo de refugiados sean puestos ante la Justicia. "Lo que ha hecho el Consejo de Seguridad es un auténtico escándalo, una ruptura de la Carta de las Naciones Unidas y un abandono de sus responsabilidades", ha clamado al-Kidwa. El representante palestino ha subrayado que si el Consejo de Seguridad no es capaz de actuar, entonces llamará a la Asamblea General de la ONU para que lo haga.
El embajador israelí, Iehuda Lancry, por su parte, ha rechazado las acusaciones vertidas por al-Kidwa y ha indicado que su país solo había pretendido que la comisión de la ONU tuviera unos "parámetros y principios claros".
"Mucho que esconder"
Los más duros con la decisión israelí fueron los países árabes y musulmanes, entre ellos, Sudán, Túnez, Egipto, Jordania, Pakistán, Malasia, Indonesia, Marruecos, Irán o Siria, entre otros. "Queda demostrado que Israel tiene mucho que esconder y mucho de lo que avergonzarse", ha indicado el representante de Siria, Faisal Mekdad, quien ha lamentado que el Consejo no tomara acción alguna para obligar a Israel a aceptar la comisión de investigación.
Faisal Mekdad ha ironizado acerca de las exigencias que Israel impuso a la composición de la comisión "como si el acusado tuviera derecho a nombrar los jueces".
A estas protestas se ha unido la Unión Europea por boca del embajador español, Inocencio Arias, quien ha puntualizado que "Israel afirma que no tiene nada que esconder, pero usando las palabras del secretario general de la ONU [Kofi Annan], una larga sombra permanecerá sobre los recientes acontecimientos en el campamento de refugiados de Jenín en ausencia de la investigación".
Arias, quien ha hablado en nombre de otros 12 países europeos, ha exigido a Israel que "respete los principios humanitarios, incluidas las convenciones de la ONU sobre protección de civiles en tiempos de guerra" y que ponga fin a las "ejecuciones extrajudiciales".
En un intento por salvar la imagen del Consejo de Seguridad, el presidente de turno del mismo, el embajador de Singapur, Kishore Mahbubani, ha explicado con detalle todas las horas de negociaciones de ese órgano en los últimos días, pero ha tenido que reconocer que, al final, "la credibilidad" del Consejo está en duda.