El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, ha vuelto a recalcar hoy que se opone a dar al Congreso los documentos necesarios para que pueda investigar la actuación del Gobierno al respecto de los atentados del 11 de septiembre. Cheney ha explicado que abrir una investigación con esos papeles "multiplicaría las fuentes potenciales de fuga de información", de forma que "secretos de Estado" podrían terminar en la prensa o "en manos enemigas".
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En una entrevista concedida a la CNN, Cheney ha insistido en esta línea de defensa para luchar contra las críticas sobre la actuación del Gobierno de Bush para prevenir el 11-S. En los últimos días la prensa estadounidense ha publicado que el Ejecutivo y las agencias de seguridad de ese país tenían informes e indicios varios con los que podrían haber anticipado los atentados de Washington y Nueva York.
"Si hay fugas de información a partir de estos documentos, si se revelan ante las personas incorrectas, perderemos la capacidad de defendernos contra futuros ataques", ha explicado Cheney.
"Despreciables y horrendos"
Los demócratas en el Congreso han insistido esta semana en la necesidad de crear una comisión especial que investigue la actuación del Gobierno antes de los atentados, para detectar posibles errores en las agencias de inteligencia.
Sin embargo, la Casa Blanca se ha negado a ello, y hoy mismo Cheney ha tachado de "despreciables" y "horrendas" estas sospechas. Sin embargo, incluso algunos republicanos han cuestionado la actuación del FBI, que contaba con un informe sobre la presencia de activistas sospechosos en escuelas de aviación estadounidenses.
El senador republicano por Pennsylvania, Arlen Specter, ha calificado de "asunto muy muy serio" el "fallo" del FBI al no investigar este informe, bautizado como expediente Phoenix. Sin embargo, Specter ha rebajado la responsabilidad de Bush en el asunto: "No se podrían haber evitado los atentados, pero quizá sí se podría haber dado una alerta".