En medio de las críticas que se han vertido en las últimas semanas por la manera de gestionar las informaciones que alertaban de los ataques del 11-S, el presidente estadounidense, George W. Bush, ha reconocido que hubo fallos de comunicación entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), aunque ha insistido en que la situación ha mejorado en los últimos meses.
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Mientras el Congreso ha iniciado hoy sus audiencias sobre los fallos de los servicios de seguridad y espionaje, se suceden continuas revelaciones sobre los indicios que no recibieron suficiente atención. "Sobre si el FBI y la CIA se comunicaban adecuadamente, creo que está claro que no lo hacían. Ahora nos hemos ocupados de este asunto. La CIA y el FBI se comunican ahora estrechamente", ha dicho Bush.
El presidente ha visitado la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), institución encargada de espiar las comunicaciones exteriores, en un intento de aumentar la confianza del país en los servicios de espionaje e inteligencia.
En los últimos días, ha habido un cruce de acusaciones entre el FBI y la CIA, a través de informaciones filtradas, acerca de si ambas agencias fallaron en comunicarse datos sobre algunos de los autores de los atentados del 11 de septiembre.
Sin embargo, Bush ha restado importancia al asunto, y recalca que "no he visto hasta ahora pruebas que digan que este país podría haber evitado los atentados".