Después de los atentados del 11 de septiembre en Washington y Nueva York, la solidaridad ciudadana permitió a las organizaciones humanitarias de EE UU recaudar 2.300 millones de dólares (casi 2.500 millones de euros) para los familiares de las víctimas. Sin embargo, tan sólo el 29% de esos fondos ha terminado en sus manos. Otro 20% ha sido dedicado a los trabajadores que han perdieron su empleo por el ataque, mientras que el 41% restante se encuentra congelado en los bancos ante la incapacidad de esas organizaciones para distribuir con eficacia tanto dinero.
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Esta situación, denunciada ayer por el diario The Washington Post, se ve agravada por el flujo constante de dinero, puesto que las donaciones desinteresadas continúan aún hoy.
Algunas de estas organizaciones humanitarias llegan a recibir cada día una media de 21.500 dólares (23.000 euros), pese a que hace tiempo que cesaron sus peticiones públicas de fondos para los damnificados.
La investigación del periódico estadounidense muestra como estas organizaciones se han visto sobrepasadas por lo que ha sido la mayor donación humanitaria de la historia del país. Los problemas logísticos, la falta de un sistema informático adecuado y cuestiones éticas (¿debe una persona recibir dinero por la muerte de su compañero sentimental si no estaban casados?) ha retrasado enormemente la distribución del dinero.
El 66% donó dinero
Dos tercios de las familias americanas donaron dinero tras los ataques del 11-S, según un estudio de la Universidad de Indiana, como "única respuesta rápida posible al horror de los atentados".
De acuerdo con el estudio del The Washington Post, que engloba a las 11 organizaciones que han recaudado el 95% de los fondos:
- Las familias de los bomberos muertos han recibido dos millones de dólares cada una, veinte veces más que el resto de víctimas.
- Las personas que perdieron su trabajo o sus casas por el ataque han recibido una media de 8.000 dólares, mucho menos que los familiares de las víctimas.
- Mientras algunas organizaciones, como la Cruz Roja, que aún tiene 400 millones de dólares por distribuir, han prometido que repartirán todos los fondos antes de final de año, otras han decidido guardar ese dinero para poder usarlo según vayan surgiendo nuevas necesidades relacionadas con los atentados.