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El fuego mata a cuatro personas en Canberra y destruye 400 casas

Tres de los heridos han sido trasladados a Sydney dada su gravedad, mientras que más de 2.500 personas han huido de unas llamas que han progresado en tres frentes distintos

El fuego no se detiene en Australia, donde numerosos barrios de Canberra, la capital, han sido devastados por los incendios, que se han cobrado este fin de semana cuatro muertos, 150 heridos y han destruido al menos 400 casas.

Tres de los heridos han sido trasladados a Sydney dada su gravedad, mientras que más de 2.500 personas han huido de unas llamas que han progresado en tres frentes distintos sobre la ciudad. Los bomberos, con unos efectivos de apenas 450 hombres, se han visto completamente desbordados por la violencia de los incendios.

El fuego que no cesa ha provocado una situación de auténtica alarma en la región. Las calles ofrecen un aspecto desolador con cientos de coches quemados y con tiendas, escuelas y centros médicos destruidos absolutamente por el fuego, el peor de los últimos años en Australia. La situación es tal que una densa capa de humo mantiene la ciudad de oscuridad en pleno día, amén del caos organizado por la rotura de carreteras y los atascos provocados por la gente que intentaba salir del núcleo urbano.

El extremo calor y la fuerza de los vientos han favorecido la expansión del fuego después de que esas mismas condiciones hubieran provocado ya algunos incendios forestales en Sydney el mes pasado. Además, los helicópteros antiincendios están inmovilizados debido a la densidad del humo, que les impide volar.

Fondos federales

La magnitud de la catástrofe ha hecho que el primer ministro, John Howard, haya interrumpido sus vacaciones para desplazarse hasta Canberra. "He visto muchos incendios forestales, pero jamás de esta magnitud", ha señalado. "Es un milagro que no haya más muertos", ha añadido antes de expresar la necesidad de "rendir un homenaje a los servicios de urgencia".

Howard ha prometido que algunos fondos federales serán desbloqueados de forma urgente para reparar los daños estructurales sufridos por la ciudad así como para reparar los bienes personales de aquellos que se hayan visto afectados por el incendio. Casi 400 viviendas han ardido y una de cada cinco casas está sin electricidad.