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CUMBRE DE MARRAQUECH

La Conferencia del Clima acuerda aplicar el protocolo de Kioto

Rusia ha sido el único país que se ha negado a sumarse al difícil consenso general

Los países participantes en la séptima conferencia de la ONU sobre Cambio Climático han llegado esta madrugada a un acuerdo para aplicar el Protocolo de Kioto de reducción de gases de efecto invernadero. En un último esfuerzo negociador, la Unión Europea y los países en vías de desarrollo (el llamado G-77 y China) han logrado convencer al grupo más reticente, entre los que se cuentan Canadá, Japón, Australia y Rusia, aunque éste último Estado ha decidido en último término descolgarse del acuerdo.

El objetivo de la cumbre, que se celebra desde el pasado 29 de octubre en la ciudad marroquí de Marraquech, es decidir los detalles de la aplicación del Protocolo de Kyoto para que pueda entrar en vigor lo antes posible, a poder ser a inicios de 2002.

El Protocolo de Kioto, firmado en 1997, establece una serie de medidas para reducir un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero de los países industrializados entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990.

El problema ruso

Durante la Conferencia ha quedado claro que los acuerdos de 1997 no son fáciles de llevar a la práctica, sobre todo ante la oposición de esos cuatro países, los principales representantes del llamado Grupo Paraguas.

Los principales motivos de disputa han sido los cupos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los países desarrollados; el derecho de uso de determinados privilegios ecológicos para los países que no cumplan el Acuerdo de Kioto; las repercusiones económicas sobre los países productores de petróleo de la disminución en el consumo de este combustible; y la obligación a informar sobre los sumideros de dióxido de carbono en cada país.

Pero quizá el problema más grave haya sido el que ha afectado a Rusia. Durante la cumbre de Bonn, a cada país se le aplicó una cantidad máxima de toneladas de carbono que podía descontar del saldo total por sus actividades forestales. Rusia demandaba que esta cifra fuera de 33 millones de toneladas, pero entonces sólo se le concedieron 17 millones, aunque en Marraquech se ha llegado a subir esa cantidad hasta los 25 millones.