Es madre desde hace cuatro meses y medio y tiene la esperanza de que la educación que reciba su hija Alicia será "muy diferente" a la que ella tuvo. Mercedes Rúas, de 31 años, apuesta por la escuela pública para su hija porque "está a la misma altura que las demás y así no tendrá que llevar uniforme". Dice que los colegios han cambiado muchísimo y que la clave de ese cambio está en la importancia que han cobrado la informática y los idiomas, que serán "esenciales" en el futuro.Rúas quiere participar en la educación de su niña, pero sin agobiarla. Y no cree que el hecho de que Alicia sea hija única -"de momento seguirá siéndolo"- la convierta en una niña sobreprotegida. Que esta decisión la compartan muchos padres de su generación le hace ver una ventaja: "Serán menos niños en clase y el profesor estará más cerca".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de enero de 2000