La mediación de la tecnología no perjudicará la relación entre profesor y alumno; al contrario, hará ese vínculo bastante más fluido. Así lo cree el catedrático de Análisis Matemático Miguel de Guzmán, que confía en la desaparición de las lecciones magistrales en favor de una enseñanza personalizada: "Los profesores emplearán mejor sus energías". De Guzmán apuesta por una universidad que logre atender la "enorme heterogeneidad de intereses de los alumnos". Prevé que se duplicará el porcentaje de jóvenes en edad universitaria que acuden a las facultades y que convivirán con los adultos que regresen a completar su formación. Desea que la universidad sea un "faro crítico" de la sociedad, y cree que "sería bueno que la investigación no pensara sólo en los problemas de la ciencia".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de enero de 2000