Los talibán tienen los días contados. Así lo piensa uno de los dirigentes que más de cerca viven la actual crisis, el presidente de Pakistán, general Pervez Musharraf. En una entrevista con la cadena de televisión británica BBC, Musharraf también manifestó su convencimiento de que el enfrentamiento bélico es inevitable. "Parece que Estados Unidos va a actuar en Afganistán; así se lo hemos hecho saber a los talibán", declaró el presidente paquistaní. Mientras, el líder de los talibán, jeque Mohamed Omar, sigue en sus trece y pide a Washington que reflexione dos veces antes de atacarles.
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"Debido a la postura que los talibán han adoptado... va a producirse un enfrentamiento", admitió Pervez Musharraf en sus declaraciones a la BBC. A la pregunta de si creía que los días de ese régimen estaban contados, el presidente paquistaní respondió: "Así parece".
Mientras tanto, los clérigos rigoristas que controlan el 90% de Afganistán se muestran dispuestos a enfrentarse con el Ejército más poderoso de la tierra. Al menos, después de que el pasado domingo su embajador en Pakistán, Abdul Salam Zaif, reconociera que tienen escondido a Osama Bin Laden, el hombre por cuya captura EE UU ofrece 25 millones de dólares.
Sin embargo, el régimen no es monolítico y los actores políticos que buscan influir en el futuro inmediato de Afganistán están intentado jugar la carta de los talibán buenos (supuestamente moderados) contra los talibán malos (los más radicales). Fuentes cercanas al Gobierno iraní han filtrado que Pakistán está tratando de organizar un golpe de Estado interno para matar o deponer al jeque Mohamed Omar, líder de ese movimiento rigorista.
De esa forma, los moderados podrían unirse al diálogo para la reconciliación nacional que la Alianza del Norte ha iniciado con el ex rey Mohamed Zahir Shah y algunos grupos del exilio. Pakistán mantendría su influencia en el país vecino a través de esos talibán reconvertidos. Y Estados Unidos se evitaría en gran medida la operación militar que prepara, ya que Bin Laden se quedaría sin anfitriones.
"Es demasiado tarde para eso, como también lo es para un golpe", asegura no obstante Ahmed Rashid, periodista paquistaní experto en el movimiento talibán. "El rey, al moverse tan deprisa [en la formación del Consejo para la Unidad Nacional], ha impedido esa salida".
Compartir el poder
El deseo de una solución similar es tan fuerte que anoche durante un par de horas circuló el rumor de que se había hecho realidad. Incluso los dirigentes talibán se han dado cuenta de la situación y ayer difundían, a través de la agencia oficiosa AIP (Afghan Islamic Press), que están dispuestos a compartir el poder con jefes y notables tribales. En el mismo sentido se interpreta el nombramiento como comandante jefe de las fuerzas talibán de Jalauddin Haqqani, un hombre con gran apoyo tribal. Mientras tanto, las noticias que llegan de dentro de Afganistán aseguran que los talibán han incrementado la presencia de patrullas en las calles y que la tensión crece, aunque la falta de información directa hace que aparezcan manifestaciones contradictorias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de octubre de 2001