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Sharon da por muerto el proceso de paz

Bush y Blair piden al primer ministro israelí que no dé marcha atrás en las negociaciones

"Con el asesinato de Zeevi ha comenzado una nueva etapa con los palestinos", aseguró ayer solemnemente el primer ministro israelí, Ariel Sharon, al abrir una reunión extraordinaria del gabinete de seguridad, convocada pocas horas después de conocerse el atentado contra el ministro de Turismo. Con esta frase, Sharon anunciaba la muerte oficial del proceso de pacificación emprendido hace un mes bajo la tutela de la Casa Blanca. Sharon remachó estas ideas unas horas más tarde ante el Parlamento de Jerusalén, que fue convocado en sesión especial.

Desde la tribuna del Parlamento, Sharon atacó duramente al presidente Yasir Arafat, al hacerle responsable del asesinato: "Sólo los terroristas criminales pueden soñar en perpetrar el asesinato de un elegido en un régimen democrático, sólo un régimen que quiere la destrucción de Israel puede albergar asesinos de este tipo, y Arafat es enteramente responsable de ello".

Por si quedaba alguna duda, Sharon acabó así su discurso: "Libraremos una guerra sin cuartel contra el terrorismo", es decir, contra los palestinos. El primer ministro se dirigía a todos los israelíes, pero en especial a su gran rival, Benjamín Netanyahu, que permanecía en la tribuna del público, atento a cualquier gesto, dispuesto a dar el salto que le permita convertirse en el líder indiscutible de toda la nación, acabar con las alianzas con el laborismo y poner fin, definitivamente, al proceso de paz.

En medio del tumulto político, Simón Peres trataba ayer, en un gesto patético y vano, de salvar su cargo de "pacificador oficial" y los restos de un naufragio: "Si no se deja a Arafat tomar las riendas de las cosas, todo va a arder. El momento es especialmente grave". Nadie en Israel estaba ayer, sin embargo, interesado en escuchar las palabras del premio Nobel de la Paz.

El discurso catastrofista de Sharon empezó a hacerse realidad a media mañana, mientras el reloj de la historia daba marcha atrás; Ramala está de nuevo cercada por las tropas israelíes, se restablecieron los controles en las carreteras, se congelaron todos los contactos oficiales con los palestinos, se cerró el aereopuerto internacional de Gaza y se le prohió a Arafat utilizar su avión. La lista de sanciones es interminable. Además, el Gabinete de Seguridad de Israel exigió anoche a Arafat que ponga fuera de la ley a "todas las organizaciones terroristas".

Presión estadounidense

El presidente estadounidense,George W. Bush, condenó "en los términos más duros" el asesinato. Sin embargo, la Casa Blanca ha pedido a Sharon que este asesinato no signifique el final del proceso de paz, impulsado por Washington y Londres en el último mes. "Está claro que esta acción ha sido llevada a cabo en un claro desafío a los líderes palestinos", dijo una fuente oficial de la Casa Blanca a la agencia Reuters. "Los palestinos y los israelíes no deben permitir que este asesinato les distraiga de los progresos alcanzados en las últimas semanas", agregó.

El Reino Unido condenó con dureza el atentado, aunque dijo que albergaba esperanza de que éste no significase el final del proceso de paz. "Condenamos este acto de violencia", afirmó el primer ministro británico Tony Blair. "Pido a todas las partes que se moderen en la respuesta a un acto de violencia que lo único que quiere es acabar con cualquier proceso de paz", agregó el primer ministro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de octubre de 2001