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VIOLENCIA EN ORIENTE PRÓXIMO

Israel toma al asalto un campo de refugiados en Gaza y provoca 17 muertos

Israel detiene a más de 2.500 palestinos para intentar neutralizar la Intifada

Blindados, helicópteros y fuerzas de infantería israelíes tomaron ayer inesperadamente por la noche al asalto el campo de refugiados de Jabalia, al norte de Gaza, uno de los más deprimidos y abandonados de los territorios autónomos, donde se concentran más de 100.000 habitantes. Los primeros balances, tras sólo dos horas de enfrentamientos, anunciaban 17 muertos y más de medio centenar de heridos. Por otra parte, un número indeterminado de palestinos, que puede oscilar entre los 2.500 y los 3.000, han sido capturados por el Ejército israelí durante los últimos días en los campos de refugiados de Cisjordania

Jabalia, punto de partida de la primera Intifada, se convirtió anoche en un baño de sangre, cuando decenas de vehículos blindados israelíes irrumpieron en el campo, mientras se formaba un cinturón de acero que impedía a los habitantes entrar o salir de él. Momentos antes, a medida que el cerco se iba cerrando, sonó la voz de alarma por las calles del campamento, lo que permitió huir a centenares de familias. Largas colas de vehículos salían por las rendijas del campo asediado. Luego, a medida que avanzanba la noche y que se intensificaban los combates, la huida se hizo imposible: el Ejército israelí prohibió la circulación de cualquier coche, incluidas las ambulancias. El campamento se quedó sin luz, las líneas telefónicas terrestres fueron cortadas y sólo funcionaban parcialmente los celulares.

"Estamos metidos en casa. La gente tiene miedo. De vez en cuando escuchamos las ráfagas de las ametralladoras pesadas de los carros de combate, que se alternan con el lanzamiento de obuses", explicaba uno de los vecinos de Jabalia, con la voz entrecortada por el pánico y la cólera.

El ataque contra Jabalia, Operación Puñetazo según los militares israelíes, cogió por sorpresa a la población de Gaza, que suponía que las maniobras de limpieza israelí contra los campos de refugiados estaban concentradas sobre Cisjordania. La operación, sin embargo, había sido minuciosamente preparada. La ofensiva estuvo acompañada de una serie de ataques sobre campamentos cercanos, entre ellos los de Deir Bala o Shati, en un intento por disuadir a los combatientes de estos lugares a acudir en apoyo de Jabalia.

Jabalia, considerado por los israelíes como el nido terrorista más importante de los territorios autónomos, es un feudo de los moviminetos fundamentalistas de Hamás y Yihad Islámica, y la zona de reclutamiento predilecto de sus suicidas. En las calles arenosas de Jabalia se ve a menudo a los niños jugar a ser "hombres bomba".

Altos responsables de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) acusaron ayer a Israel de provocar un "baño de sangre" en Jabalia. Otros seis palestinos murieron ayer en diferentes choques con soldados israelíes. Helicópteros de combate atacaron anoche objetivos en el campo de Al Amari, cerca de Ramala. Esta ciudad, sede de la presidencia de la ANP, sufrió ayer una nueva incursión con carros de combate del Ejército israelí sin que se produjesen víctimas.

Por otra parte, en una operación destinada a acabar con los grupos violentos que impulsan la Intifada, Israel ha detenido a un número indeterminado de palestinos, entre 2.500 y 3.000. Las organizaciones de derechos humanos denunciaron ayer la situación de incomunicación en que se encuentran los detenidos y tenían previsto presentar en las próximas horas una queja ante el Tribunal Supremo en Jerusalén.

El Ejército israelí continúo ayer la Operación Limpieza en los campos de la ciudad de Belén, aunque anoche sólo 70 de los 600 arrestados continuaban presos, según informaron fuentes israelíes. Los detenidos, hombres con edades comprendidas entre 14 y 45 años, eran conminados a acudir a las escuelas de los campos para ser después conducidos en camiones hasta una fábrica de mármol, situada en el barrio industrial de Belén. Una vez allí, eran traslados a la base militar de Ofer, en Betunia, cerca de Ramala, donde se efectúa la selección y los interrogatorios.

"Se les obliga a quitarse la camisa y los pantalones y a poner todos sus objetos personales en una bolsa de plástico. Luego se les vendan los ojos y se les atan las manos, para finalmente conducirlos a un lugar desconocido", aseguró ayer desde Belén el doctor D. S., un médico cristiano, activista de los derechos humanos.

El presidente palestino, Yasir Arafat, declaró en una entrevista a la televisión de Abu Dhabi que "los soldados israelíes han escrito números en los brazos de los palestinos detenidos en los campos de refugiados de Tulkarem". "¿No es éste uno de los métodos aplicados por los nazis a los judíos? ¿No se trata de un nuevo racismo nazi? ¿Es esto aceptable por la comunidad internacional?", se preguntó.

Es imposible establecer con exactitud un censo de detenidos. Las organizaciones humanitarias y las autoridades palestinas han establecido un cómputo aproximativo, según el cual el Ejército israelí habría capturado en los campos de refugiados de Tulkarem alrededor de 600 varones, a los que se sumarían otros 1.800 procedentes de Jenin, Kalkilia y Belén.

Detenidos incomunicados

El portavoz oficial del Ejército israelí, el teniente coronel Olivier Rafowicz, aseguró que el número oficial de detenidos en la operación de Tulkarem, la única de la que tenía conocimiento hasta aquel momento, se elevaba a 530, de los que 50 se encontraban ya en prisiones israelíes acusados de haber perpetrado actos terroristas, mientras que los 480 restantes estarían concentrados en la base militar de Ofer, en el término municipal de Betunia, cerca de Ramala, sometidos a un proceso de clasificación y de interrogatorio.

"La ley nos permite mantener a los detenidos en situación de incomunicación durante 96 horas, sin asistencia de un abogado y sin acusaciones formales. Al finalizar este periodo debemos entregarlos al juez o ponerlos en libertad", afirmó el teniente coronel Rafowicz. El portavoz militar desmintió las acusaciones de las organizaciones humanitarias, que aseguran que estas detenciones estaban efectuándose de manera ilegal y con continuos malos tratos.

Ninguna de estas explicaciones parecía ayer tranquilizar a las organizaciones de defensa de derechos humanos israelíes y palestinas, que acusan al Ejército israelí de actuar ilegalmente y que temen que en esta situación de inseguridad se esté practicando la tortura en los interrogatorios.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de marzo de 2002