Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
AMENAZA DE GUERRA | El consenso parlamentario sobre Irak

Aznar utiliza el consenso europeo para romper su aislamiento y quebrar la unidad de la oposición

CiU apoya la resolución del Gobierno, y el PSOE y otros grupos votan sus propios textos

El presidente del Gobierno salió ayer de su segundo debate sobre Irak en el Congreso, en esta ocasión con réplicas y resoluciones, con el apoyo de CiU a su propuesta de consenso y la abstención de PSOE, PNV y Coalición Canaria. José María Aznar se apoyó en el acuerdo del Consejo Europeo, donde se plantea que la guerra no es inevitable y la fuerza debería usarse sólo en última instancia, para proponer a José Luis Rodríguez Zapatero un acuerdo sobre esta base. El líder socialista le reclamó un pronunciamiento contra la guerra y más tiempo para los inspectores. No hubo acuerdo. Zapatero sacó conclusiones de las manifestaciones del sábado: "La gente quiere un presidente que diga 'no a la guerra".

El presidente del Gobierno, José María Aznar, se apropió ayer del acuerdo sobre la crisis de Irak logrado la víspera en Bruselas por el Consejo Europeo, en cuya gestación se atribuyó incluso méritos, y lo esgrimió para colocar al PSOE en el brete de apoyar al Gabinete so pena de quedarse al margen del consenso europeo. El líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, capeó el temporal de una larga sesión que registró la ruptura de la unidad de la oposición sancionada hace una semana en este mismo Parlamento, y la vuelta de CiU al redil mayoritario.

José María Aznar: "La responsabilidad es de Sadam Husein. La paz es posible"

Zapatero: "Transmita a Bush el rechazo de los españoles, en vez de recibir instrucciones"

"Anuncio a la Cámara que, al término de este debate, mi grupo parlamentario se propone presentar como propuesta de resolución el mismo texto que ayer aprobamos por unanimidad los 15 países de la UE. Es un texto de consenso. Un texto para el consenso. Invitamos a todos los grupos a proponer conjuntamente, con el PP, el acuerdo europeo en sus propios términos".

El giro táctico del Gobierno, proclamado en el hemiciclo de este modo cuando Aznar llevaba ya más de media hora de discurso, fue decidido personalmente por el presidente, determinado a que esta vez, a diferencia de hace dos semanas, ni llegaría solo a las Cortes ni se marcharía solo. Lo consiguió en alguna medida, suficiente para romper la imagen de aislamiento absoluto del Gobierno y acumular nueva munición para sus críticas a la "incoherencia e irresponsabilidad" del PSOE, que ayer no logró reunir a todos los grupos en torno a una resolución única, como ocurrió el pasado 11 de febrero.

Tampoco logró Aznar recuperar totalmente a CC, que intentó votar, sin que se lo permitieran por defecto de forma, su propio texto, mucho más próximo que hace una semana al del Gabinete, mientras los demás grupos se fragmentaban -salvo en una votación que reunió a todos menos al PP- en resoluciones propias que generalmente merecieron apoyos parciales cruzados.

"La paz es posible. La paz es por lo que se han manifestado millones de personas en todo el mundo. Es por lo que trabajamos los Gobiernos de muchos países. La responsabilidad es de Sadam Husein. Su régimen tiene todavía la posibilidad de desarmarse y satisfacer así el anhelo de paz de todo el planeta", dijo el presidente para concluir una intervención que, aun tomando nota de que las manifestaciones del fin de semana imponen un cambio de tono, no dejó de incluir algunos excesos dialécticos.

Uno que pasó inadvertido fue la afirmación de que "la OTAN está trabajando para lograr el desarme del régimen iraquí", ya que el difícil acuerdo alcanzado por los aliados excluye precisamente ese objetivo y se limita el despliegue preventivo aliado a la cobertura de una eventual agresión de Irak contra Turquía. Pero era evidente el afán de Aznar por iniciar la sesión arropado en una solidaridad planetaria que le protegiera del enfrentamiento interno. La describió de este modo: "Sabemos lo que queremos para nuestro país. Estamos bien acompañados en la Alianza Atlántica, en completa sintonía dentro de la UE actual y con la futura. En la comunidad internacional agrupada en torno a las Naciones Unidas, donde hemos sido elegidos para el Consejo de Seguridad y presidimos el Comité de Antiterrorismo".

El presidente resumió así el contenido del consenso de los Quince, que ayer mereció el apoyo de 13 candidatos a la adhesión, aprobado la víspera en Bruselas por los jefes de Estado y Gobierno: el objetivo de la Unión respecto a Irak "sigue siendo el desarme total"; Irak tiene una "última posibilidad" para cooperar y resolver pacíficamente la crisis; hay que dar a los inspectores "el tiempo y los recursos" que el Consejo de Seguridad decida, pero "las inspecciones no pueden continuar de forma indefinida sin la plena cooperación iraquí"; "nos comprometemos a que las Naciones Unidas sigan en el centro del orden internacional; reconocemos que la responsabilidad fundamental para tratar el desarme iraquí corresponde al Consejo de Seguridad".

La estrategia dialéctica del presidente iba dirigida, sobre todo, contra el líder socialista, que, como la mayoría de los altos cargos del PP, tuvo conocimiento de que el Gobierno propondría el consenso de Bruselas como propuesta de resolución propia al filo del mediodía, cuando el partido de la mayoría planteó por sorpresa el cambio de formato de la sesión y la apertura del debate abierto seguido de votaciones que la oposición venía reclamando.

Aznar quiso encerrar en esta alternativa a Zapatero: "Me pide que me acerque a su consenso, pero el consenso es éste, el logrado ayer por la UE. A este consenso ha llegado Europa entera, la Alianza Atlántica, y estamos seguros de que llegará también el Consejo de Seguridad de la ONU. Y veremos, quedándose fuera de la UE, de la OTAN y de la ONU, en qué posición quedarán ustedes".

Zapatero valoró el consenso de Bruselas como "un intento positivo de recuperar la visión multilateral del mundo y también de recomponer la unidad europea, aunque basado en principios genéricos y falto de un compromiso sobre lo que se vaya a hacer en el Consejo de Seguridad".

Criticó a continuación el "talante" del Gobierno, incluida la "actuación lamentable" de la ministra de Exteriores, Ana Palacio, el pasado viernes en la ONU, que contrapuso a la del representante francés, Dominique de Villepin; la campaña del PP en apoyo de sus posiciones, que tachó de "insulto a la inteligencia de los ciudadanos", por sus sugerencias de que "los socialistas organizan manifestaciones en apoyo de Sadam Husein"; la ignorancia total por la televisión pública de las "movilizaciones sin precedentes" del sábado, que Zapatero destacó como "lo más importante" ocurrido en este asunto.

"Eso es un estilo de Gobierno autoritario y antisocial. Y encima nos pide apoyo para esa política", concluyó el líder socialista, antes de afirmar: "Lo que queremos los españoles es un Gobierno responsable, que no rompa el consenso sobre política exterior; que escuche a los ciudadanos; que trabaje por una Europa unida; que pida en el Consejo de Seguridad tiempo y medios para los inspectores; que transmita a Bush el rechazo de los ciudadanos por la guerra, en vez de ir a verle para recibir instrucciones; que una a la nación en situaciones difíciles como ésta".

"Sí, hay una posible base de acuerdo", añadió. "Venga usted a los principios de los países que están defendiendo la solución pacífica. Pero no va a tener usted consenso si apoya tácitamente una acción unilateral de Estados Unidos". Aznar le respondió: "Usted sabe que, si tuviera ahora alguna responsabilidad de Gobierno, no podría mantener ni dos minutos el discurso que está manteniendo. Esto suena demasiado a 'OTAN de entrada no', y luego nos quedamos".

Acusó a Zapatero de deslegitimar al Gobierno democrático al afirmar que no representa la voluntad de los ciudadanos, y terminó así: "Somos partidarios de una relación trasatlántica fuerte. Creemos que la OTAN es vital para la seguridad mundial. Hemos renovado los acuerdos de defensa con EE UU del Gobierno anterior. Creo que son acuerdos buenos y también apoyamos la actitud de aquel Gobierno en la guerra del Golfo. Hoy lo que tenemos es un líder de la oposición que no sabe explicar por qué no se suma al consenso".

El intercambio registró momentos de tensión en los bancos, así como la expulsión, en dos tandas, de cuatro invitados que protestaron contra la guerra desde las gradas del público.

Tanto CiU como CC expusieron su acuerdo total con las conclusiones del Consejo Europeo. El catalán Xavier Trias señaló diferencias con el tono belicista que el Gobierno ha tenido en los últimos tiempos. Para el canario José Carlos Mauricio, esas mismas diferencias fueron decisivas e impidieron su apoyo a la propuesta del Ejecutivo. "La posición europea no es la norteamericana, porque EE UU no excluye el uso unilateral de la fuerza. Europa apunta por la solución pacífica. Los manifestantes el fin de semana también. EE UU tiene decidida ya la guerra desde hace meses. ¿Y el Gobierno?"

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de febrero de 2003