El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió anoche que existen indicios suficientes para que los dos diputados desertores de Madrid, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, sean requeridos por la justicia por su comportamiento. Hoy mismo, los servicios jurídicos del PSOE pondrán en orden los datos que tienen sobre este caso para presentar una denuncia ante la Fiscalía de Madrid por presunta corrupción. El Comité Federal de Ética también analizará hoy las denuncias del militante Enrique de Benedicto sobre supuestas incompatibilidades entre las actividades empresariales y políticas de Tamayo, el diputado disidente que ha dejado a la izquierda sin mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid, y su mentor, José Luis Balbás.
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"La verdad se abre paso si se actúa con la verdad". Éstas fueron las únicas palabras que Zapatero dijo ayer en público sobre este caso. Pasadas las diez de la noche tomó la decisión de acudir a la fiscalía. Durante todo el día le habían llegado informaciones de presuntas relaciones de los dos diputados desertores con algún empresario.
La forma en la que han actuado desde el primer momento Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, sin advertir a nadie de la dirección regional o federal del PSOE de lo que iban a hacer, según repiten en ambas direcciones, ha hecho albergar a los socialistas su absoluta certeza de que se enfrentan a un caso de corrupción.
Ayer Zapatero sólo se ausentó de la sede de su partido media hora, para asistir al pleno del Congreso. Durante la mañana estuvo reunido con José Blanco Jesús Caldera, Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón, Rafael Simancas y Antonio Romero. Por la tarde continuaron las reuniones. Hubo también un largo despacho a solas entre Blanco y Zapatero.
Después de tantas horas de debate, a Zapatero no le quedó duda de que el PSOE tiene que intentar llevar a los tribunales a Tamayo y Sáez. En su criterio, se hace necesario que la opinión pública tenga claro que el PSOE no va a consentir la corrupción en sus filas.
El Comité de Ética del PSOE fijó hace mes y medio una reunión para hoy para investigar los negocios de Enrique Tamayo y José Luis Balbás. Los miembros de esta comisión han acogido con cierta sorpresa las declaraciones de Balbás, que considera archivada la denuncia que presentó contra él Enrique Benedicto, militante socialista y esposo de Ruth Porta, mano derecha del máximo dirigente socialista madrileño, Rafael Simancas.
No es así. La investigación se paró sólo por la cercanía de la campaña electoral, ya que en las empresas de Balbás aparece colateralmente Eduardo Tamayo -fue su asesor jurídico-, que figuraba en las listas socialistas para la Comunidad de Madrid.
Balbás, devolvió la denuncia de Benedicto con una campaña mediática contra éste y su esposa por prácticas irregulares. Ruth Porta pidió entonces que el Comité de Ética investigara lo que considerara oportuno y que hiciera un pronunciamiento para restituir su honor y el de su esposo. Y así fue. "Lo que tiene que hacer Balbás ahora es explicar por qué Tamayo y Sáez no votaron en la Asamblea conforme al mandato de los ciudadanos; lo demás son anécdotas. Está en juego la democracia y él no puede convertirla en una república bananera", afirmó ayer Porta.
Hasta ahora Balbás ha salido bien parado de las sospechas que desde diferentes ámbitos del PSOE madrileño se han cernido sobre él. También en otras federaciones se conoce a Balbás, singularmente en la valenciana. Algunos delegados del PSPV-PSOE recuerdan verle en Alicante cuando se elegía al candidato a secretario general y apoyaba a uno en concreto.
La influencia del grupo de Balbás en Madrid es grande. Desde que apoyaron a José Luis Rodríguez Zapatero para la secretaría general frente a la candidatura de José Bono. Tanto Balbás como Tamayo han tenido acceso fácil a José Blanco, secretario de Organización.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de junio de 2003