Siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el servicio secreto español, perdieron ayer la vida cuando el convoy en el que viajaban sufrió una emboscada a unos 30 kilómetros al sur de Bagdad. El ataque de la resistencia iraquí se produjo hacia las 15.45 hora local (13.45 en la España peninsular), cuando los agentes regresaban de la capital iraquí hacia Diwaniya y Nayaf, donde tienen su base los 1.300 soldados de la brigada Plus Ultra. Este suceso, el más grave que ha sufrido hasta ahora España en Irak, eleva a 10 la lista de militares españoles fallecidos después de la guerra. La primera víctima fue el capitán de navío Manuel Martín-Oar, que murió el 19 de agosto.
El agente que sobrevivió al ataque logró llamar por teléfono satélite a la sede del CNI en Madrid
Los cadáveres fueron trasladados por tropas estadounidenses a Bagdad
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Los siete agentes fallecidos ayer y un octavo que resultó herido en un costado viajaban en dos vehículos todoterreno civiles de color blanco, cuando fueron atacados con fusiles Kaláshnikov y lanzagranadas RPG en una zona en la que son frecuentes los asaltos iraquíes.
La alerta la dio el agente que sobrevivió al ataque, José Manuel Sánchez Riera, quien consiguió llamar por teléfono satélite a la sede del CNI en Madrid. Inmediatamente se avisó a la base española de Diwaniya, desde donde se desplazaron al lugar del atentado tres helicópteros Superpuma, uno de ellos medicalizado. El espectáculo que divisaron desde el aire ya daba idea de la magnitud de la tragedia: los dos vehículos estaban en llamas y dos cuerpos yacían sobre el asfalto.
Los cadáveres fueron trasladados por tropas de la 82 División Aerotransportada de Estados Unidos, bajo cuya responsabilidad se encuentra la zona, a la morgue del aeropuerto de Bagdad, mientras que el herido fue atendido en el hospital de la base estadounidense de Saint Michael. Los ocho agentes del CNI, que regresaban de almorzar en Bagdad, formaban dos equipos de cuatro miembros. Uno de ellos es el que durante los últimos cuatro meses se ha encargado de las tareas de información en las dos provincias del centro-sur del país donde están desplegados los soldados españoles y el otro era el que llegaba para sustituirle. Además, el servicio secreto cuenta con dos agregados en la legación diplomática española en la capital iraquí. Los siete agentes del CNI procedían de las Fuerzas Armadas, según informó a Europa Press un portavoz oficial del Ministerio de Defensa.
Aunque las noticias eran ayer muy confusas e incluso se citaron lugares contradictorios sobre el lugar del ataque, parece que los agentes tomaron la llamada ruta Jackson, la carretera vieja que discurre en paralelo a la autopista. En teoría, es más segura, pero obliga a los vehículos a circular más despacio, lo que les hace más vulnerables. Cuando se encontraban en las proximidades de la localidad de Mahmudiya se vieron envueltos en una lluvia de fuego.
Anoche no se había facilitado la identidad de los fallecidos, pero entre ellos se encontraba el jefe del equipo del CNI y anterior responsable del servicio secreto español en Irak, Alberto Martínez.
Nada más conocerse la noticia, el ministro de Defensa español, Federico Trillo, reunió un gabinete de crisis en su departamento, con el director del CNI, Jorge Dezcallar, el secretario de Estado de Defensa y Comisionado del Gobierno para Irak, Fernando Díez Moreno, y el director general de Política de Defensa, Rafael Lorenzo. En todo momento mantuvieron informado al presidente del Gobierno español, José María Aznar, y al Rey, quien expresó su pesar. Ayer por la noche, Trillo y Dezcallar se proponían viajar a Bagdad para acelerar la repatriación de los cadáveres.
Está previsto que el avión del ministro, en el que viaja también el general médico Vicente Navarro con la misión de identificar a los fallecidos, llegue esta mañana a Kuwait y desde allí se traslade a la capital iraquí en el avión Hércules C-130 que la Fuerza Aérea española tiene destacado en el emirato del Golfo. Aunque el herido, José Manuel Sánchez Riera, no reviste gravedad se ha decidido repatriarlo con carácter inmediato.
Fuentes de Defensa descartan que los agresores conocieran la identidad de sus víctimas, aunque por el tipo de vehículos utilizados pudieron sospechar que era un convoy de la coalición. Se trata, sin embargo, del segundo ataque que sufre el servicio secreto español en Irak, ya que el pasado 9 de octubre fue asesinado en su domicilio de Bagdad el sargento primero José Antonio Bernal. Se da la circunstancia de que antes de la guerra Alberto Martínez era el superior de Bernal en la Embajada española en Bagdad, donde ambos estaban agregados como agentes del CNI.
Cuando el Gobierno decidió enviar a Irak la brigada Plus Ultra, encargó al centro de inteligencia que estableciera una red de colaboradores en las provincias meridionales de Nayaf y Diwaniya, donde iban a desplegarse los 1.300 militares españoles. Como consecuencia de ello, Martínez fue relevado en Bagdad y se mudó a Nayaf, donde entabló contacto con las autoridades chíies locales para asegurarse de que los soldados españoles serían recibidos sin hostilidad. El equipo creado por Martínez en el sur de Irak ha quedado desmantelado con el atentado de ayer.
Pese a sus buenos oficios, las relaciones del CNI con la comunidad chií no han sido fáciles. Se sabe que los asesinos José Antonio Bernal eran chiís e incluso se les ha localizado en el populoso barrio bagdadí de Ciudad Sader (antes llamada Ciudad Sadam), aunque nunca han sido detenidos.
Además de José Antonio Bernal y del capitán de navío Manuel Martín-Oar, fallecido en el atentado contra la sede de la ONU en Bagdad del pasado 19 de agosto, el sargento Luis Puga perdió la vida el 26 de octubre en Diwaniya por el disparo accidental de un compañero.
La zona donde se produjo la emboscada, muy cercana a las ruinas de Babilonia -donde se ubica el cuartel general del contingente polaco-, ha sido escenario de varios ataques contra militares, personal humanitario y periodistas extranjeros desde el final de la guerra en abril pasado. Noviembre ha sido el mes más sangriento para las tropas de la coalición liderada por EE UU. Además de las siete bajas españolas, han muerto en el último mes 79 norteamericanos y 19 italianos. Ayer mismo por la mañana fue atacada en las proximidades donde fallecieron los españoles una patrulla estadounidense, aunque no resultó alcanzada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de noviembre de 2003