Los tanques israelíes utilizan proyectiles de artillería que al explotar liberan miles de dardos contra sus víctimas, despedazando todo lo que encuentran a su paso en un área de 300 por 94 metros, según denunciaron ayer fuentes médicas palestinas y confirmó el propio Ejército de Israel tras la muerte en Gaza de una familia por ese procedimiento. Los médicos palestinos que examinaron los cuatro cadáveres afirmaron que los cuerpos estaban "desgarrados y despedazados", porque los proyectiles lanzados contra la vivienda donde estaba la familia liberaron miles de dardos que hicieron blanco en sus cuerpos.
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Fuentes militares han confirmado que se trata de dardos afilados que se expanden al hacer explosión el proyectil, una técnica militar prohibida por el derecho internacional. El Ejército de Israel explicó que los soldados creyeron que se trataba de un comando de terroristas que intentaban infiltrarse en uno de los 16 asentamientos construidos en Gaza, el de Netzarim, y por ello dispararon con tanques. Sin embargo, cuando se produjo el ataque, la familia se encontraba durmiendo. Una mujer, Ruwedia Al Hajin, de 55 años, sus hijos Ashraf, de 22 y Nahed, de 19, resultaron muertos, al igual que un primo de éstos, Mohammed Samir, de 18. Otros ocho resultaron heridos, incluido un niño de tres años y tres de ellos están en estado grave.
El cabeza de familia, Othaman Al Hajin, explicó ayer a una organización palestina de derechos humanos que los soldados les conocían y les habían advertido de que no se acercaran al asentamiento judío de Netzarim. La familia vivía en el campo de refugiados de Yebalia, pero poseía un viñedo en el barrio de Sheikh Ijleen, cerca de Netzarim, y durante la cosecha todos los miembros solían dormir en una casa y en cobertizos cercanos. Los Al Hajin eran conocidos por sus viñedos, muchos de los cuales fueron arrancados por el Ejército meses atrás. El miércoles pasado, hacia la 11 de la noche -explicó el padre-, se escuchó una explosión de proyectil de tanque y, transcurrido un tiempo prudencial, la madre se asomó a ver lo que ocurría. El siguiente proyectil causó la tragedia.
Por otro lado, extremistas palestinos asesinaron a una joven de 18 años que confesó, tras ser secuestrada el jueves y sometida a torturas, haber colaborado con los servicios de información israelíes, informa Julio de la Guardia. El cadáver fue encontrado ayer en la localidad cisjordana de Tulkarem. Esta muerte sucede a la de otra mujer, ocurrida hace una semana en la misma ciudad.
Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, la milicia clandestina afiliada al movimiento Al Fatah, asesinaron a la joven por haber colaborado presuntamente con los servicios de espionaje israelíes. Después de consumar la muerte mediante un tiro en el cráneo, los extremistas palestinos justificaron el crimen argumentando que Rayá Ibrahim, de 18 años, había permitido al Ejército israelí encontrar y matar a Raed Karmi, uno de los principales líderes de las Brigadas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de agosto de 2002