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MATANZA EN MADRID | Las víctimas

Vidas rotas / 12

La niña marroquí que quería ser veterinaria y dos matrimonios: uno de hondureños y otro de españoles

Apenas 13 años rotos por una bomba. Con toda una vida por delante. La de Sanaa Ben Salah Imadaquan, nacida en Madrid, hija de inmigrantes marroquíes, estudiante de ESO, con muchos amigos españoles, que quería ser veterinaria y tenía un sueño: visitar a sus primas en Palestina. Un matrimonio. El de Sonia y Roberto, que viajaban juntos, aunque a ella no le gustaba ir en tren, y porque él prefería acompañarla con tal de que no lo hiciese sola. Sonia era una cuidadora de niños vocacional, la menor de siete hermanos que la llamaban cariñosamente Moñiguita. Roberto tenía dos pasiones: Sonia y el Atleti. Con decir que llamó Sacchi a su perro por un antiguo entrenador de su equipo... Y otro matrimonio: el de los hondureños Saúl y Laura. Vivieron juntos y murieron juntos. Él nunca tuvo vacaciones en sus 44 años. Ella, tampoco en sus 37. Los que vivieron.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de marzo de 2004