Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
ESCÁNDALO FINANCIERO

El ecónomo del Arzobispado de Valladolid afirma que retiró la inversión sólo "por precaución"

El director de Supervisión de la CNMV dice sentirse "engañado" por los responsables de Gescartera

Enrique Peralta, ecónomo del Arzobispado de Valladolid (principal cliente de Gescartera, con una inversión superior a los mil millones de pesetas), ha afirmado en el Congreso de los Diputados que en 1996 tomó la decisión de invertir en la sociedad de Antonio Camacho "autónomamente" y que, tres años después, resolvió junto con el arzobispo retirar los fondos "por prudencia", al comprobar que la sociedad estaba siendo investigada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Peralta negó que la retirada de las inversiones respondiera a sugerencias de otros, ni de Gescartera ni de la CNMV.

Enrique Peralta tomó la decisión de invertir autónomamente para después informar al Arzobispado, pero no a la Santa Sede

Pese a haber retirado el dinero, Peralta asegura que en ningún momento tuvo la sensación de haberse sentido 'engañado' por Gescartera, hasta el punto de que en febrero de 2001 el Arzobispado volvió a invertir 25 millones a través de la sociedad.

Como ecónomo, Peralta gestiona los fondos del Arzobispado procedentes de la asignación tributaria del IRPF que se entrega a la Conferencia Episcopal y ésta distribuye entre las diócesis, así como las donaciones directas al Obispado. Al margen quedan las congregaciones, las parroquias y hasta los conventos, que funcionan con autonomía.

Ante la "atractiva" propuesta de los agentes de Gescartera en Valladolid, Javier Valenzuela y José María García Tejerina, el ecónomo tomó la decisión de invertir autónomamente, ya que tiene poderes en razón de su cargo, y firmó el contrato el 4 de marzo de 1996. Luego informó a la comisión del Arzobispado pero no a la Santa Sede, ya que no es preciso por no tratarse de enajenaciones.

Peralta ha asegurado que el Arzobispado de Valladolid no ha tenido ni tiene "ningún dinero opaco" y que puede justificar el origen de los 1.105 millones de pesetas invertidos en Gescartera y "de todo lo demás". "Lo que tenemos, a la vista está y por eso cotizamos. No hay posibilidad de dinero negro".

El Arzobispado de Valladolid -con sus fondos procedentes de aportaciones de fieles y de rendimientos de letras del Tesoro, no de lo que perciben del Estado- invirtió en Gescartera en renta fija, con un interés del 10%, inferior al 11,5% que entonces se podía encontrar en el mercado y distinto de los rendimientos que explicó Valenzuela ante la comisión de investigación. "Lo hice por diversificar y porque cada tres meses me ofrecía dividendos", precisó.

500 millones el primer año

El primer año invirtió 500 millones de pesetas y luego fue sumando hasta llegar, al cabo de tres años, a superar los 1.100 millones. Entregaba ordinariamente cheques al portador y cruzados, y sólo a veces, con cantidades pequeñas, lo hacía en efectivo. El Arzobispado retiró la inversión el 30 de marzo de 1999. El día 25 de marzo, dos inspectores de la CNMV llamaron para hablar con el arzobispo, que les recibió al día siguiente. Preguntaron si el Arzobispado tenía inversiones en Gescartera, a lo que el obispo tuvo que llamar a Peralta para confirmarlo.

El día 30, y a instancias de Gescartera, se desplaza a Madrid donde, al comprobar que la sociedad estaba siendo investigada, tomó la decisión, junto con el arzobispo, de retirar la inversión. Camacho le expidió entonces un cheque por valor de 1.104 millones de pesetas. El testimonio del ecónomo contradice la versión facilitada, también ante la comisión parlamentaria de investigación, por el delegado de Gescartera en Valladolid, Javier Valenzuela, quien aseguró que dimitió porque Camacho le había invitado a mentir ante la CNMV y que así se lo comunicó a su mejor cliente (el Arzobispado), y entonces éste decidió retirar los fondos. Después, también ese día pero ya en la sede de CNMV, confirmó los saldos que le mostraban los inspectores, pues concidían con sus cuentas, y remitió a la Comisión a que "se entendiera con Gescartera".

"Engañado"

El actual director de Supervisión de la CNMV, Antonio Botella, ha afirmado hoy ante la comisión parlamentaria que investiga la desaparición de 18.000 millones de la agencia de valores Gescartera que, hasta junio del 2001, cuando el organismo supervisor decretó la intervención, "tenía el convencimiento" de que esta sociedad tenía el dinero que decía gestionar.

Botella, que fue a partir de julio de 1999 el encargado de continuar con la investigación sobre Gescartera dentro de la CNMV, ha justificado su convencimiento en que en noviembre de 1999 los responsables de esta sociedad "nos aportaron documentación que no nos merecía ningún tipo de dudas" sobre el dinero.

El responsable de Supervisión ha dicho sentirse "engañado" por el apoderado de Gescartera, Antonio Camacho, por su apoderado, José María Ruiz de la Serna, y por la sociedad Gescartera en general.

Botella ha relatado que asumió la investigación de Gescartera en julio de 1999, después de que la dejara el entonces director de Supervisión, David Vives, responsable del informe que desvelaba un descuadre en Gescartera de 4.500 millones de pesetas.

El sustituto de David Vives en la investigación que la CNMV tenía abierta sobre Gescartera ha dicho que fue el entonces presidente del organismo supervisor, Juan Fernández Armesto, quien le encargó este caso, que finalmente se ha revelado como "bailar con la más fea".

Fernández Armesto, ha dicho Botella, sólo justificó este cambio en que existían "fricciones" entre personas de Gescartera que habían sido empleados de la CNMV y miembros del departamento de Supervisión.

Justificó el hecho de que cambiara la línea de investigación seguida por el llamado "informe Vives" en los escasos frutos que daban las "circularizaciones" (petición de confirmación de datos) a clientes y las dificultades puestas por Bankinter para colaborar activamente en la investigación.

"Colaboraron (Bankinter) todo lo que pudieron, aunque pusieron algunos impedimentos para ir a la sucursal y entrar en determinadas cuentas, debido a la normativa de protección de datos", ha añadido Botella, lo que "nos desanimó un poco".

Botella ha indicado que "no se me ocurre otra cosa que hacer para seguir con el planteamiento del señor Vives", por lo que, tras informar al consejero José Manuel Barberán y al presidente Juan Fenández Armesto, propongo abrir otra línea de investigación, que no es contestada.

El responsable de la investigación de Gescartera ha indicado que cambió la fecha sobre la toma de datos de la sociedad, que databa de finales de 1998, por que todo lo que se conocía en el informe de David Vives "ya habían sido valorados por tres consejos de la CNMV".

"Mi trabajo es buscar nuevas evidencias (...) todo lo que se podía haber hecho estaba hecho", ha dicho Botella, sobre todo cuando en uno de esos consejos "se debatió la intervención de Gescartera" y finalmente no se adoptó la medida.