Según ha informado hoy el ministro palestino de Colectividades Locales, Saeb Erakat, Arafat ha enviado cartas a varios dirigentes internacionales en las que les exhorta a intervenir para poner fin a la ocupación.
La medida israelí, por su carácter fuertemente simbólica, constituye un duro golpe para las esperanzas de paz en la zona. Además de la Casa de Oriente, Israel ha cerrado además una decena de oficinas palestinas del sector oriental de Jerusalén.
En su misiva, Arafat pide a los dirigentes que "intervengan rápidamente para poner fin a la ocupación de la Casa de Oriente y de las instituciones palestinas que han sido cerradas", declaró Erakat a la radio oficial Voz de Palestina.
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El presidente palestino ha enviado esta petición al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y a los presidentes de Estados Unidos, Rusia y China, George W. Bush, Vladimir Putin y Yiang Zemin, respectivamente. Asimismo, escribió al primer ministro noruego, Jens Stoltenberg; a la Presidencia de la Unión Europea, a la Unión Africana y a la Organización de los Países No Alineados.
Arafat "acompañó estos mensajes con la copia de una carta en la que pide a Israel no atente contra las instituciones palestinas en Jerusalén Este", ha indicado Erakat, uno de los principales negociadores palestinos con Israel.
Violenta actuación policial
Mientras, el lugar en disputa ha sido hoy escenario de violentos enfrentamientos. La policía israelí ha dispersado esta mañana a un grupo de palestinos que se manifestaba frente al edificio, según informa la agencia AFP.
Los manifestantes, alrededor de un centenar, habían intentado aproximarse al edificio, protegido por vallas y policías mientras coreaban eslóganes antiisraelíes y cantaban canciones nacionalistas. El grupo de palestinos blandía además una pancarta donde podía leerse "La Casa de Oriente seguirá siendo una fortaleza palestina y testimonio del terrorismo israelí.
Desde que comenzó la nueva Intifada, en septiembre del año pasado, 130 israelíes han muerto en atentados como el del jueves, mientras que más de 500 palestinos han perdido la vida, la mayoría en enfrentamientos con el Ejército. La chispa que hizo encender la violencia fue la visita del entonces líder ultraderechista y hoy primer ministro israelí, Ariel Sharon, a la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar sagrado del islam.