El ministro de Defensa español, Eduardo Serra, aseguró ayer que si la OTAN se decidiera por una operación terrestre en Kosovo, "las tropas estarían perfectamente preparadas para la misión". El ministro advirtió de que una eventual operación terrestre necesitaría tres meses para su correcta preparación y un despliegue mínimo de 75.000 personas. Tras una visita de dos horas al campamento español en Albania, calificó de "críticos" los problemas con los que éste se enfrenta: pudo comprobar que el terreno asignado dista mucho de ser el más apropiado para albergar a seres humanos.
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A pesar de unos maratonianos turnos de trabajo de los soldados españoles -que han logrado transformar en muy poco tiempo el patatal de Hamallaj en una base militar-, el asunto clave del agua sigue sin resolverse. En las muestras tomadas en la zona existe un exceso de plomo y mercurio, que descarta incluso su utilización para el aseo personal. "Sin solucionar esa cuestión no podemos traer aquí a ningún refugiado", confesó el comandante Junquera.El ministro confirmó este extremo, pero se mantiene optimista y espera que antes de mediados de mes el campamento pueda acoger al primer grupo de kosovares, aunque no hayan terminado las tareas. Los técnicos sanitarios han extraído nuevas tomas de varias fuentes en un radio de 20 kilómetros a la redonda. El propio ministro regresó ayer a España con 11 de ellas para ser examinadas.
La falta de agua potable, unida a las altas temperaturas de esta zona en verano, no es el único inconveniente. También lo es el exceso de líquidos residuales. "Cavamos una zanja para drenar y a la mañana siguiente está llena. El terreno es muy poroso. Es como si debajo de nosotros hubiera una bolsa de agua. Cuando llegue el invierno y las lluvias todo esto será impracticable", asegura un teniente coronel médico.
Los equipos de prevención se disponen a fumigar las 15 hectáreas otorgadas, en las que anidan por falta de higiene del ganado local todo tipo de parásitos, entre ellos la garrapata, transmisora de la encefalitis. El ministro Serra aseguró que en cuanto finalicen las obras y lleguen los deportados, el campamento será transferido a una organización no gubernamental. Por primera vez, un responsable gubernamental admitió la posibilidad de dejar en Albania a todo el personal militar médico. "Los equipos y las personas van unidas", lo que descarta el concurso de Médicos del Mundo, un tanto quejoso por quedarse excluido. Eduardo Serra dejó también abierta la posible construcción de un segundo campo si las circunstancias lo exigen.
El titular de Defensa, que ha podido comprobar en directo las tremendas dificultades con las que se topa la construcción de un campamento para 5.000 personas, es consciente de que ésta no es la mejor solución. "Es algo temporal", dijo, y sostuvo que lo mejor a largo plazo es un compromiso político que genere estabilidad y permita el retorno de los expulsados, pero afirmó que éste depende en exclusiva del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y de su aceptación de las condiciones planteadas por la OTAN.
250 por semana
El ministro confirmó que España acogerá a 1.200 kosovares (102 ya están en Guadalajara, y 105, en Colmenar Viejo), a partir de la inauguración del campamento español en Albania, a un ritmo de 250 por semana. "Deben cumplir los tres requisitos expuestos: que quieran venir, que no se separe a la familia y que se encuentren en una situación de vulnerabilidad".Serra trató en sus entrevistas con el ministro albanés de Defensa, Luan Hajdaraga, primero, y con el presidente Rexhep Mejdani, después, la cuestión de estos refugiados, pues hasta la fecha el Gobierno de Tirana es el responsable del bloqueo al negarse a permitir su salida. La mayoría de los 1.200 deportados que viajarán a España partirán de Hamallaj.
A pesar de esta buena voluntad expresada, tanto por el Gobierno español como por otros de la Alianza, la aritmética juega en contra. Las fuerzas de seguridad de Milosevic, que están limpiando Kosovo de ciudadanos de origen albanés, expulsan a diario (en las jornadas más calmas) a una media de 10.000 personas. Una cantidad con la que se llenarían de golpe dos campamentos españoles en un sólo día.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de mayo de 1999