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TRAGEDIA FERROVIARIA EN ALBACETE

Al menos 5 muertos y 21 desaparecidos al chocar un Talgo y un mercancías en Albacete

Un totoal de 21 pasajeros continuaban desaparecidos esta madrugada

Al menos cinco personas muertas, 21 desaparecidos y unos 50 heridos, tres de ellos muy graves. Es el trágico resultado de la colisión frontal, a las 21.40 de ayer, del Talgo que cubría la línea Madrid-Cartagena, en el que viajaban 90 personas, con un tren de mercancías peligrosas. El choque se produjo a la salida de un puente a la altura de Chinchilla, a 14 kilómetros de Albacete. Cuatro vagones del Talgo resultaron quemados. En los dos primeros habrían quedado atrapados los desaparecidos. Renfe achaca "la causa más probable" de este accidente a "un error del jefe de circulación de la estación de Chinchilla".

El tren de mercancías peligrosas, que habitualmente circulaba cargado con ácido sulfúrico e hidróxido sódico, en esta ocasión se encontraba vacío porque había dejado su carga en el lugar de destino. Aún así se consumó la tragedia, la segunda en esta provincia en los últimos cinco meses. A principios de enero, en la localidad de Tobarra, el Talgo Madrid-Cartagena descarriló y ocasionó dos muertos y 28 heridos. Renfe lo achacó entonces a "una trágica gamberrada".

La colisión de ayer se produjo a la salida de un puente, a tres kilómetros de Chinchilla, en dirección a Cartagena, momento en el que por la única vía existente circulaba el tren de mercancías. Por efectos de la colisión, este tren sobrevoló por encima de la máquina, dos vagones y la cafetería del Talgo. Murieron al menos cinco personas y desaparecieron una veintena. Los muertos son los dos maquinistas del tren de mercancías, y el maquinista, el interventor y el mecánico del Talgo. La mayoría de los desaparecidos se encontraban en los dos primeros vagones de clase preferente del Talgo, que resultaron calcinados.

Un comunicado de Renfe difundido de madrugada sostiene que, "según los primeros indicios, el jefe de circulación de Chinchilla puso la señal de salida de la estación en verde, según él mismo ha reconocido". "El maquinista del Talgo -en este tren iban 86 viajeros, el maquinista, el interventor, un mecánico y un camarero- inició en ese momento la marcha y el tren comenzó el recorrido Chinchilla-Navajuelos, de vía única", añade la nota. En ese momento, circulaba en sentido contrario el tren de mercancías, cargado con 28 contenedores y conducido por dos maquinistas.

Los heridos, unos 50, fueron trasladados a un hospital de campaña, habilitado a escasos metros del lugar del accidente, y al Hospital General de Albacete, en la capital albaceteña.

Tanto el subdelegado del Gobierno, Antonio Rincón, como el presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, José Bono, el vicepresidente José María Barreda, el vicepresidente de Murcia, Antonio Gómez Fayrén, y el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, se desplazaron al lugar del siniestro al ser informados de la gravedad de la tragedia. Allí se encontraban ya los alcaldes de Chinchilla, de Monte Aragón y de Albacete.

A la zona se desplazaron al menos 20 ambulancias y una decena de coches de bomberos, que trasladaron a los ocupantes del Talgo que salían despavoridos de los vagones, al igual que muchos de los vecinos, como es el caso de Javier, propietario de una nave de la zona, quien explicó que pudo ver los cuerpos calcinados de viajeros de los primeros vagones, así como escuchar los gritos de los pasajeros de atrás.

En un primer momento, el subdelegado del Gobierno llegó a situar en un treintena el número de posibles fallecidos, ya que en los primeros vagones viajaban unas 27 personas. Horas más tarde, el subdelegado rebajaba esta cifra a a una veintena, al comprobarse que algunos viajeros de los que se temía por su vida habían conseguido escapar de las llamas.

El temor a que el tren de mercancías, que habitualmente transportaba sustancias altamente inflamables, pudiera estallar hizo que el enorme dispositivo de urgencias y policial acudiera provisto de mascarillas, que en un principio se hicieron necesarias tanto para los bomberos como para los guardias civiles. Luego pasó el pánico al comprobarse que la abundante humareda no era tóxica.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de junio de 2003